Dos agentes de Policía Nacional evitaron ayer que una mujer joven, armada con dos cuchillos, uno de ellos apoyado en el abdomen y otro en el cuello, se precipitara al vacío desde una azotea en Joven Futura. La mujer se encontraba sentada en el canto de una cornisa de un séptimo piso de un edificio de la urbanización de Joven Futura en Murcia y amenazaba con quitarse la vida.

Los agentes de la Policía Nacional que intervinieron recibieron un aviso de la sala CIMACC del 091 y se desplazaron rápidamente al lugar. “Éramos el indicativo más próximo y efectivamente, ya desde la calle se veía cómo en uno de los edificios, una mujer de mediana edad tenía ya medio cuerpo fuera de la azotea”, relata uno de los policías, el agente Juan Pedro Tor, que junto su compañero Julio Fernández, accedieron, a través de un edificio colindante, a los garajes comunitarios. Mientras llegaban a la azotea, otra unidad policial y un equipo de Bomberos desplegaron el colchón de salto antisuicidios.

“Los compañeros de otra dotación la entretuvieron y nosotros, de manera sigilosa y en un momento de descuido pudimos abalanzarnos sobre ella, teniendo en cuenta que portaba dos cuchillos de cocina en ambas manos”, indica Tor, que no asegura que la mujer manifestó a los agentes que si algún policía se acercaba arremetería contra él, “porque estaba muy harta de vivir y se quería quitar de en medio”.

Los agentes de Policía Nacional que salvaron la vida de una mujer ayer en Joven Futura Juan Carlos Caval

Tras inmovilizarla con valentía y arrebatarle las armas, los agentes la acompañaron para que se hicieron cargo de ella los servicios sanitarios. La operación fue un éxito y no hubo que lamentar daños personales para ninguna de las personas implicadas.

Explica este agente que hay protocolos de actuación, “pero en estas situaciones de estrés, la unidad actuante es la que tiene valorar en ese momento los pasos a dar, tratar de establecer contacto visual, dialogar con la persona, tranquilizarla en la medida de lo posible...”. “Los protocolos están bien pero en estas situaciones hay que tirar para adelante con lo que a uno le sale”, explica.

Por su parte, el agente Julio Fernández señaló que lo que más les sorprendió fue el estado de agitación y de ansiedad que presentaba esta persona. Según otras fuentes policiales, el nerviosismo de la mujer era tal que "los aspavientos y gritos eran un continuo".

"Intenté que pensara en sus familiares, en el día de mañana y en su futuro para que no cometiera un hecho que era irreversible". “Lo más importante era la vida de ella y por eso decidimos actuar, la cogimos de los brazos y tiramos de ella hacia el interior, y eso es lo importante, que ella estuvo bien, que sigue bien y que el estado de ansiedad ha remitido y puede mirar hacia adelante”.