Caso Abierto - La Opinión de Murcia

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Seguridad

Dos de los presos más peligrosos de España fueron trasladados a la cárcel de Campos del Río este año

Sebastián Santiago Heredia, de 37 años, se atrinchera con cristales, sillas y pinchos y pega a los funcionarios, mientras Juan de Dios F.L., español convertido al yihadismo, tiene antecedentes por agredir a trabajadores y sanitarios y fue el que intentó degollar a uno de ellos con una lata en julio

A Sebastián Santiago Heredia, malagueño de 37 años, le apodan ‘El Terror del Puerto’, y ahora cumple condena en la Región.

Dos de los presos más peligrosos de España cumplen su condena en la cárcel más grande de la Región, la de Campos del Río. Se trata de Juan de Dios y Sebastián. Ambos han protagonizado sucesos dentro de los penales en los que han estado. Los funcionarios de prisiones afirman que es difícil lidiar con tanta violencia.

El español Juan de Dios F.L., trasladado a la Región a finales de mayo, tiene antecedentes por agredir a trabajadores y sanitarios dentro de los penales y por arrojar ladrillos. Según indicaban a este periódico desde Tu Abandono Me Puede Matar, el interno Juan de Dios F.L es un «islamista radical», algo que corroboran otras fuentes penitenciarias: está condenado por adoctrinamiento yihadista. Además, el sujeto forma parte del régimen FIES (ficheros de internos de especial seguimiento), una serie de medidas utilizadas por la Administración penitenciaria que implican más control y vigilancia, según el tipo de delito cometido, su trayectoria penitenciaria o su integración en organizaciones criminales. 

El español cuenta con numerosos expedientes disciplinarios por desobediencia y atentado contra la autoridad. El mes pasado, saltó a los titulares porque intentó degollar a un funcionario de Campos del Río con una lata. Afortunadamente, no lo consiguió, aunque el ataque volvió a poner de manifiesto lo que los trabajadores de los penales murcianos (y del resto de España) no se cansan de repetir: que en su trabajo tienen riesgo de muerte.

Uno saca partido de su faceta de preso conocido y ya ha escrito un libro sobre su vida: ‘Camino hacia la libertad’

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Los hechos tuvieron lugar cuando el recluso pidió al funcionario que revisase su peculio. En un momento dado, se abalanzó sobre él y, según las mismas fuentes, trató de cortarle el cuello. La víctima, para defenderse, se protegió con la mano, con lo cual sufrió heridas en un dedo, además de en el cuello. Fueron otros presos y otros trabajadores a mediar en la agresión, y tanto un recluso como un empleado acabaron lesionados también.

Juan de Dios, que se considera a sí mismo activista yihadista, tenía deudas en el interior del penal. Una de las teorías es que agredió al funcionario precisamente para forzar el ser cambiado de módulo y alejarse así de la banda que lo amenazaba.

Hace más de una década, este hombre protagonizó un incidente en un penal de Badajoz: insultó y amenazó a un ATS para que le diera una medicación, por lo que fue trasladado de módulo. Al salir agarró un ladrillo de un carro de mantenimiento y lo lanzó contra una cancela, afortunadamente sin darle a nadie, al tiempo que amenazaba e insultaba de nuevo, hasta que otro reo lo agarró y los funcionarios pudieron reducirlo. Por eso le cayeron 15 meses más de cárcel.

Cuando llegó a Campos del Río, pidió ir ya a aislamiento, para estar solo en una celda y poder tener contacto con otros tres presos que están en régimen FIES también por sus vínculos con el Estado Islámico.

"Las cárceles españolas se han convertido en manicomios, donde los funcionarios vamos desarmados»

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El violento escritor

A Sebastián Santiago Heredia, malagueño de 37 años, le apodan ‘El Terror del Puerto’, por ser ese el nombre de la cárcel (Puerto III, Cádiz) en la que ha cometido sus mayores fechorías dentro de prisión. «Es como ver la muerte y saber que debes acudir a su encuentro. No tienes la capacidad de evitarlo. Es un tío al que la vida le da igual», contaban algunos de los funcionarios que le custodiaban en el penal gaditano.

Santiago entró en la cárcel por primera vez hace 17 años, condenado por un robo con fuerza. Pero desde entonces no ha vuelto a salir. Ha sido dentro de prisión donde su historial delictivo ha crecido de forma exponencial. Con un imponente físico, Santiago ha protagonizado numerosos altercados en todas las prisiones españolas que ha ocupado. El último, el pasado 4 de julio en la prisión de Campos del Río.

Acababa de ser trasladado desde Cádiz. No pasó ni una semana dentro y ya había protagonizado una especie de motín en solitario: le pegó fuego al colchón de la celda que ocupa a solas en el Módulo IX. Cuando los funcionarios acudieron a sofocar las llamas, fueron atacados por el preso. Dos horas más tarde, volvió a provocar un fuego en el habitáculo, rompió los cristales de la ventana y se autolesionó, teniendo que ser trasladado de urgencia a un centro de salud fuera de la prisión para ser tratado.

El grueso de la carrera delictiva de Santiago ha tenido lugar, no obstante, en la prisión de Puerto III. Allí ha protagonizado incontables ataques a funcionarios de prisiones. Uno de sus juicios se intentó celebrar tres veces, debido a que sus agresiones durante los traslados hacía que se suspendieran una y otra vez.

En una ocasión, incluso llegó a herir a varios funcionarios de prisiones en una sola pelea. En su caso, los ataques se centran de forma única y exclusiva en los funcionarios, no en sus compañeros de prisión. «Nos ha dado tantas palizas... los jueces le temen, como los guardias civiles en los traslados...», confiesan fuentes penitenciarias. 

Santiago, no obstante, está sacando partido de su faceta de preso conocido y ya ha escrito un libro sobre su vida en prisión que se titula Camino hacia la libertad.

Fabrizio Joao Silva Ribeiro, de 1,90 de altura y 120 kilos, dejó tras de sí un reguero de muertes e incendios

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Fabrizio Silva, el peor

El preso más peligroso de España en los últimos años ha sido, mientras ha estado dentro, Fabrizio Silva. Hay cierto consenso entre los funcionarios de prisiones de nuestro país en otorgarle ese cuestionable honor a ese reo de Guinea Bissau. Fabrizio Joao Silva Ribeiro, de 1,90 de altura y 120 kilos, dejó tras de sí un reguero de agresiones, muertes e incendios mientras estuvo en prisión.

Entró en la cárcel en 2004 por haber matado a su novia en Bilbao asestándole 25 puñaladas. En 2014 asesinó a golpes a su compañero de celda en la cárcel de Córdoba. En 2016 mandó a 8 funcionarios de prisiones de Puerto III (Cádiz) al hospital. Dos de ellos quedaron en estado grave, tras haber sido atacados con un pincho artesanal. Decenas de incidentes menores e innumerables traslados por las prisiones de España completan su historial. Sus propios compañeros lo calificaban como «pura maldad» y rogaban no compartir espacio con él. 

Tan peligroso era, que tenía una galería entera sólo para él; permanecía en aislamiento constante y ocupaba en solitario una de las celdas. No tenía ningún contacto con el resto de los internos. 

Los funcionarios tomaban todo tipo de precauciones cada vez que se acercaban a él. La comida le era suministrada a través de una puerta metálica. Salía al patio solo, se duchaba en su celda y era controlado a través de una pantalla. A Fabrizio lo encontraron inconsciente en su celda una tarde de octubre de 2019. Tenía los pantalones bajados. Los funcionarios, al ver que no contestaba, sospecharon que quería simular un problema para que se le acercasen y agredirles. 

Extremaron la precauciones, pero al acceder vieron que eran innecesarias. Fabrizio había fallecido. Dijo la autopsia que de muerte natural, aunque tenía un fuerte golpe en la cara que habría recibido al desmayarse y precipitarse contra el suelo.

Fabrizio ya no está, pero los funcionarios de prisiones españolas se siguen exponiendo diariamente a agresiones por parte de algunos de los reos más conflictivos. No son los más mediáticos; algunos de ellos no son ni conocidos entre la opinión pública. Pero por el número de incidentes que generan dentro de prisión, estos son los presos más peligrosos de las cárceles españolas.

Phiero Batista, con el pantalón negro, le arrancó la oreja a un funcionario..

Phiero Batista arrancó media oreja de un bocado a un operario en prácticas

Phiero Batista es un boxeador aficionado dominicano que está preso en la cárcel de Madrid IV (Navalcarnero). El 22 de julio de 2018 emuló a su ídolo Mike Tyson y le arrancó la oreja a una persona de un bocado. Concretamente a uno de los 4 funcionarios que intentaban reducirle en el módulo 6 de la prisión. A uno le abrió una ceja y la frente, a otro le rompió un dedo, a otro le provocó numerosas contusiones.

Pero el que peor parte se llevó fue uno que debutaba. Un funcionario en prácticas que llevaba pocos días trabajando en el penal y al que Phiero le pegó un bocado y le arrancó media oreja, como hizo su ídolo con Holyfield en Las Vegas en el 97. El operario acabó siendo operado de urgencias y los médicos le consiguieron coser el trozo amputado.

‘El Nene’, el boxeador homicida

Jesús Romero ‘El Nene’ es madrileño y tiene 32 años. Desde los 16 años está practicando deportes de contacto como boxeo y muay thay. En esta última disciplina llegó a proclamarse campeón de España y obtuvo varios premios en el circuito internacional. Llegó incluso a pelear de forma profesional en Tailandia, país originario de ese deporte y lugar en el que el nivel de agresividad de la competición es más alto.

‘El Nene’ era un viejo conocido de la policía madrileña por haber protagonizado varios altercados. El que le llevó a prisión tuvo lugar en el Metro de Madrid. Jesús fue a robarle el móvil a un pasajero, que se dio cuenta y fue apuñalado por ello. Cuando el ladrón salió al andén, los agentes de seguridad de la estación intentaron reducirle, recibiendo también una paliza del boxeador. Finalmente hicieron falta más de 5 personas para apresarlo y llevarlo a comisaría. Jesús ingresó en la cárcel de Soto del Real por aquel ataque, el día de Navidad de 2018. Le pusieron a compartir celda con un venezolano de 55 años y condenado por narcotráfico. Esa misma noche tuvieron ambos una discusión por la posición de la litera que debían ocupar. El boxeador madrileño la emprendió a golpes contra el venezolano y lo mató.

Jesús Romero fue condenado a 12 años más de cárcel por aquel homicidio. En la actualidad cumple condena en la cárcel de Estremera, otro penal madrileño. Allí protagonizó el último brutal ataque. Fue el pasado 5 de julio: un funcionario de prisiones departía con él, amistosamente en apariencia. De repente, ‘El Nene’ explotó sin previo aviso y empezó a propinarle puñetazos y patadas al funcionario en la base del cráneo; el mismo método de ataque con el que mató a su compañero de celda. Su fuerte complexión física (que ha mantenido durante su estancia en prisión), su dominio de los deportes de combate y sus problemas de salud mental (tras el ataque fue trasladado a la Unidad Psiquiátrica del Gregorio Marañón) hacen de él una de las principales preocupaciones de los funcionarios de prisión. 

Desde el sindicato Acaip denuncian que «las cárceles españolas se han convertido en manicomios, donde los funcionarios vamos desarmados, con una plantilla en precario, escasa y envejecida», reivindican.

‘El Nene’, en un vídeo grabado durante su etapa previa a prisión.

El Hannibal Lecter gallego

Son varios los presos que han recibido en su entorno el apodo de ‘Hannibal Lecter’, en referencia al diabólico protagonista de El silencio de los corderos e interpretado por Anthony Hopkins. Pero tal vez el que más ha hecho por acreditar ese alias es Fernando Vázquez Ayude, un gallego de 52 años que lleva desde 1990 haciendo méritos para ello (antes incluso de que se estrenase la película en 1991).

Vázquez Ayude está delinquiendo desde 1984 y pisando prisión por delitos de todo tipo. Desde atracos hasta narcotráfico. Pero, igual que en el caso de Santiago Heredia, su historial delictivo se ha hinchado durante su permanencia en prisión. En 1990 apuñaló a un preso en el penal de Monterroso (Lugo). En 1991, encabezó un amotinamiento en la cárcel manchega de Herrera de la Mancha, donde secuestró a un funcionario. El motín, precisamente, ha sido una de sus especialidades, habiendo liderado varios durante su condena que asciende a 66 años.

El secuestro de funcionarios es también uno de sus recursos habituales. El último tuvo lugar hace tres años en la prisión cordobesa de Alcolea. Le dijo a otro preso peligroso, de nombre José Pastor, que se fuera preparando y armando con lo que tuviera a mano, porque que iba a secuestrar a un funcionario. Destrozaron sus celdas a golpes, con los cristales de las ventanas se hicieron muñequeras y armas cortantes. Los funcionarios lograron reducirlos.

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