Los dos policías municipales de Estepona (Málaga) que abusaron sexualmente de una chica de 18 años han sido condenados a dos años de cárcel cada uno, según la sentencia de la Audiencia Provincial de Málaga que ha conocido CASO ABIERTO, el canal de investigación y sucesos de Prensa Ibérica.

Los dos agentes, Juan Carlos Galván y Vicente Peña, conocidos como Ken y El Trilero, de 40 y 41 años, han sido expulsados de la policía, deberán someterse a un curso de reeducación sexual y han indemnizado a la víctima con 80.000 euros.

Sin embargo, los dos ex policías no volverán a prisión. Su condena ha sido suspendida como parte de un acuerdo con su víctima que ha evitado que llegaran a juicio.

La chica, que tenía 18 años entonces, ha sufrido estrés postraumático y, según la sentencia, necesitó tratamiento farmacológico y psicoterapéutico. Ha aceptado el acuerdo porque no quería revivir aquella pesadilla de la noche del 9 de junio de 2018, según explican fuentes del caso.

Noche de fiesta

La sentencia recoge que la joven acudió con dos amigos a la Costa del Sol para celebrar que había terminado sus estudios y la prueba de acceso a la universidad.

Los tres viajaron en coche desde Madrid hasta Estepona, donde los padres de la víctima tienen un apartamento. Estuvieron en la discoteca Mosaic, donde tomaron varias copas de ron con Coca Cola. "Al salir de nuevo a la calle todos se encontraban afectados por el consumo de alcohol, especialmente ella (la víctima) que no era bebedora habitual, por lo que se encontraba especialmente ebria, se tambaleaba y le costaba hablar con fluidez", describen los magistrados de la sección octava.

Tras "perdonarles" un control de alcoholemia, los policías uniformados se presentaron en el domicilio de la víctima

Los tres salieron de la discoteca hacia las seis menos cuarto de la mañana. Conducía su amigo Luis cuando vio un coche de la policía municipal de Estepona con las luces encendidas.

El joven aparcó para evitar ser sancionado por consumo de alcohol. Fue entonces cuando los dos policías se acercaron y les dieron el alto. Ambos agentes se bajaron del vehículo oficial, les preguntaron si llevaban drogas y hicieron que los tres chicos salieran de su coche.

"Se nos va a caer el pelo"

Ya en ese momento, pidieron a la chica que les diera el número de su teléfono móvil, algo a lo que ella se negó. Pero su amigo sí dejo su contacto a uno de los policías para recuperar su coche y evitar ser multado. Los tres jóvenes fueron entonces en taxi hasta el apartamento de los padres de la chica. Apenas media hora después, los policías se presentaron, en uniforme pero en un coche privado, en el domicilio.

Los tres chicos salen a la calle para hablar con ellos. La víctima quiere irse a dormir, pero su amigo le pide: "vienen a verte a ti, quédate por favor, que son policías y como no hagamos lo que quieren se nos va a caer el pelo".

"¿Cuántas chicas quisieran estar en tu lugar y liarse con dos policías a la vez?", dijo uno de los policías, según la investigación

Uno de los policías le quita entonces la llave del apartamento al chico y les ordena a todos que suban. La investigación había revelado que uno de los policías había dicho: "Bueno, ¿cómo se empieza una orgía?".

La fiscalía pedía 30 años de prisión para los dos agentes municipales, que intentaron primero convencer a la víctima para que hiciera un trío con ellos: "¿Cuántas chicas quisieran estar en tu lugar y liarse con dos policías a la vez?". La joven se negó y la desnudaron.

Dentro de la casa, según la sentencia, los policías se aprovechan de su condición de agentes de la ley. Uno de ellos saca cocaína. Logra que la víctima se quede sin ropa y la tumba en la encimera de la cocina aprovechando "su condición de policía y la diferencia de edad". Entonces empieza a tocarle los pechos y le introduce "varios dedos en la vagina".

La otra chica sale entonces del apartamento y va a pedir ayuda. Un enfermero que estaba en un local cercano la asiste y avisa a la policía nacional. Mientras, el otro agente municipal se queda con la víctima dentro de la vivienda. Ella, según la sentencia, decide no oponer resistencia y aunque no deseaba tener relaciones, se somete al otro individuo que la penetra vaginalmente "sin preservativo y sin consentimiento".

El acuerdo entre los policías agresores y la víctima cierra el caso. La joven trata así de seguir con su vida y evita revivir aquella noche. Los ex policías no podrán volver a trabajar nunca como agentes de la ley.