Caso Abierto - La Opinión de Murcia

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Policial

Antidisturbios en la Región: "Hemos tenido que proteger a los que el día anterior nos estaban tirando piedras"

Para formar parte de la UPR de la Policía Nacional, unidad especializada que cuenta con 90 efectivos en la comunidad murciana, "no vale todo el mundo: te van a insultar, te van a escupir, te van a faltar al respeto, pero es tu trabajo"

Miembros de la UPR en la Región de Murcia posan uniformados junto a sus furgonetas y dos motos. ISRAEL SANCHEZ

Para entrar a formar parte de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) de la Policía Nacional, con 90 efectivos en la comunidad murciana, donde existe desde 2008, «no vale todo el mundo: te van a insultar, te van a faltar al respeto, pero es tu trabajo». Así se expresa Javier Corral, inspector jefe del grupo segundo de la UPR en la Región, que recibe a La Opinión en las dependencias del cuerpo en Sangonera.

Un policía sostiene un escudo y, tras él, se sitúa un compañero que porta una bocacha. La misión del primero es «protegerse él y proteger al que lleva la escopeta, porque no lleva escudo», detalla Corral, a lo que añade que, en una intervención, «normalmente dan antes al escudero que al bocachero, porque estás más pendiente de proteger al compañero». 

Un componente de la Unidad de Prevención y Reacción, tras su escudo, fotografiado en las dependencias policiales de Sangonera. ISRAEL SANCHEZ

Casco, chaleco rodilleras, botes lacrimógenos («no se suelen usar nunca, la sensación es de como si te fueses a morir durante dos segundos»), botes de humo y la defensa conforman el equipamiento de una unidad especializada que no deja de formarse y reciclarse, y cuyos miembros viajan por toda España y asumen que la vocación de servicio y de salvar vidas no entiende de horarios ni de días festivos. 

En concreto, en la Región hay tres grupos, cada uno con una treintena de integrantes: dos en Murcia y uno en Cartagena. El más veterano de la UPR tiene 49 años; el más joven tiene 24. El entrenamiento de un antidisturbios es físico («en dos minutos tienes que tener puesto el equipo, y te lo tienes que poner dentro de la furgoneta») y, especialmente, mental, ya que estos profesionales se ven en la coyuntura de «tener que proteger a los que el día anterior nos estaban tirando piedras», afirma Corral. En este sentido, alude a manifestaciones de grupos de ideología extrema, donde se han presentado individuos de ideología contraria. Algunos son muy violentos con la Policía, y los agentes han de contenerse, pese a ser insultados y apedreados. 

«Si, porque tú me escupas a mí, voy a hacer una carga, se genera un mal mal mayor», apunta el inspector jefe, que alude al «aguante» del que hacen gala estos profesionales. 

«Para usar material de orden público, como pelotas de goma, la cosa tiene que estar muy mal», manifiesta Javier Corral, que afirma que los agentes, al llegar a un operativo, siempre tratan de dialogar y «negociar» primero. 

Por ejemplo, si unas personas organizan una protesta y cortan la Gran Vía, «nosotros nos bajamos con el casco y nos desplegados. Se negocia, se habla, se busca a un representante y se pregunta cuánto tiempo van a estar». «Si lo incumplen, ya nos ponemos el material antidisturbios», precisa. 

Los profesionales se han visto inmersos en «manifestaciones de gente de extrema izquierda que lo que buscan es agredir a la Policía», resalta el inspector jefe Corral, al tiempo que explica que los violentos «buscan que se queden policías aislados, para agredirlos». A este respecto, hace hincapié en la importancia de «mentalizar a la gente» que integra estas unidades de que «se trabaja en equipo». Cada equipo son seis personas, aunque «en orden público, mínimo han de ser 12 policías», subraya. «En Murcia hemos tenido muchos problemas con antisistemas», concreta Corral, que lamenta que, para quien lesiona a un agente, el Código Penal contempla «condenas muy pequeñas». «En una intervención de orden público, si nos están tirando botellas es muy difícil hacer detenidos», asevera, para agregar que «tienes que valorar si la intervención que vas a hacer va a provocar más desórdenes de que lo que quieres disolver». 

"Para llegar a emplear material de orden público, como pelotas de goma, la cosa tiene que estar muy mal"

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«En el día a día se trabaja distinto que en orden público. En el día a día, todos los policías que van en la furgoneta tienen iniciativa, pero en orden público está todo muy jerarquizado: cada equipo lo manda un oficial, y un subinspector manda dos equipos», desgrana. 

En cuanto al día a día de la UPR, el inspector concreta que «aquí en Murcia, salimos a entrenar por la mañana durante hora y cuarto, luego se distribuyen los equipos y se nos da información sobre las zonas más conflictivas, un ‘mapa de calor’: hacemos controles, para incidir más en esos barrios». Los cuales son los mismos desde hace décadas: Los Rosales, en El Palmar; el Espíritu Santo, en Espinardo, y el Polígono de La Paz, en la capital murciana

«Si se detecta que hay más robos en la zona de las costeras, por ejemplo, se indice más: en verano los ladrones se van a la zona de la huerta», puntualiza.

El inspector jefe Corral (i) junto a otro agente, este viernes en instalaciones policiales. ISRAEL SANCHEZ

Tienen vocación y entrega y han de tener también disponibilidad. Y es que «hay gente librando hoy, pero, si ayer me dicen ‘hoy, un registro’ y tenemos que hacer dos equipos,se les llama y se les dice: ‘mañana no libras’», admite Corral, al tiempo que especifica que «incluso estando de vacaciones, se les llama también». «Hace dos años fuimos a Albacete en agosto, nos llamaron a las doce de la mañana, porque su UPR estaba desbordada», recuerda. En la UPR «tenemos movilidad geográfica, ahora han estado tres equipos en Menorca 15 días, por seguridad ciudadana, porque ahí no tienen gente suficiente», revela. También es habitual que se desplacen a Algeciras, zona caliente del narcotráfico.  

Se trata de una unidad en la que, en la Región, hay ocho mujeres y «últimamente quieren entrar más». El aspirante ha de realizar un curso teórico y práctico durante quince días en Linares (Jaén). Los que ya integran la unidad hacen «cursos de reciclaje», además de un «entrenamiento intensivo». Además, entrenan cada tres meses en Alcantarilla y hacen tiro con arma larga en Javalí, en la Bripac.

Apoyo a los ‘zetas’ en arrestos complejos

Sufren los policías «muchísimas faltas de respeto» por parte de individuos a los que «les dices ‘te voy a sancionar’ y contestan ‘me da igual’», explica Corral. En numerosas ocasiones, los miembros de la UPR han tenido que acudir a apoyar a sus compañeros de un ‘zeta’, que no pueden completar una detención porque están siendo increpados de forma muy agresiva y «ellos no tienen material para responder a esa agresión». Como la unidad especializada sí, llegan al lugar y ven de todo: hasta vecinos agresivos que quieren impedir el arresto. 

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