El acoso escolar es sin duda una de las peores pesadillas para cualquier alumno, aunque las familias y los centros sufren también con esta lacra casi tanto como las víctimas. En el presente curso un alumno del CEIP La Moleta de la Vall d’Uixó (Castellón) ha denunciado un caso de bullying que según su madre le ha obligado incluso a cambiar de centro, pues se ha trasladado a Barcelona para proseguir con sus estudios: "La familia se ha tenido que dividir. Yo me he quedado con mi hija y mi marido, como teletrabaja, ha podido ir este mes y medio a la casa que su familia tiene allí con mi hijo. Ha sido un infierno".

Desde Conselleria de Educación, preguntados por este periódico al respecto, lamentan la postura que ha tomado la familia para resolver el conflicto, pues su intención era “continuar ayudando y trabajando en este caso concreto para detectar cuáles son los motivos emocionales y de contexto que han llevado al alumno a formar parte activa de conflictos y que han hecho que también sufriera las consecuencias de contextos de tensión”.

Estas mismas fuentes aseguran también sobre el asunto denunciado que “ha sido muy complicado porque la familia pasó a acusar de acoso al profesorado y a los profesionales encargados de aplicar todas las medidas oportunas”. Por su parte, la madre del alumno asegura que la única víctima fue su hijo: “Le han pegado con un palo, le han proferido insultos racistas como ‘mexicano de mierda’, le han dado una paliza entre tres de la que tenemos hasta el parte médico y un psicólogo forense ha confirmado que sufría estrés postraumático y depresión a causa del acoso escolar”.

Sin duda una situación delicada como se admite desde el propio ámbito educativo: “El personal de la Unidad Especializada de Orientación (UEO) está trabajando en el centro y su profesorado en la adopción de múltiples medidas para reducir los problemas de convivencia entre los que se decidió dividir la clase en dos grupos de 12 alumnos”. De todas formas, estas mismas fuentes afirman que los problemas afectan “a buena parte del alumnado de la clase donde asistía el alumno. No es un caso de acoso escolar específico, sino de convivencia de todo el grupo, con peleas y conflictos en los que este alumno era parte activa”.

La Conselleria también lamenta que el protagonista de este presunto acoso “hace unos meses que no acude a clase de forma regular”, un hecho que la madre explica de la siguiente forma: “Odiaba ir al colegio. Empezó en quinto y en sexto siguió igual o peor, ya era inaguantable, le producía hasta de dolor de cabeza y de barriga”. Tanto es así, que la madre del niño de 11 años afirma que “le cambió el carácter. Era un niño alegre, inquieto, curioso e inteligente, pero aguantar esta situación tanto tiempo machaca a cualquiera”.

La madre lamenta que bajo su punto de vista no se pusieron todos los mimbres necesarios para detener esta situación: “Les informábamos de todo, pero daban la vuelta a la situación y decían que era mi hijo quien molestaba en clase preguntando sin parar o haciendo ruido con el lápiz. Yo veía que pasaba algo raro, pero hasta que me contó todo pasó mucho tiempo y entonces fue cuando actuamos”. La progenitora concluye afirmando que “todos los niños acosados tienen que saber que no están solos; el diálogo es fundamental”.