Dos mujeres que han declarado como testigos en el juicio que se sigue ante un jurado popular en la Audiencia Provincial de Murcia contra un vecino de Abarán que está acusado de matar a navajazos a su tía-abuela, de 82 años de edad, han coincidido en relatar que esta le tenía miedo, hasta el punto de que no le abría la puerta de su vivienda.

Una de esas testigos ha sido una amiga de la fallecida, que ha asegurado que la visitaba con frecuencia y que un día le confesó que en los últimos tiempos el procesado "hacía cosas raras", por lo que no le permitía que entrara en su vivienda.

Y ha añadido que ese miedo la llevaba a que cuando alguien llamaba al timbre de su casa, antes de abrir se asomara al balcón para ver quién era.

También ha explicado la testigo que la anciana le contó en una ocasión que "le estaban pasando cosas muy fuertes, que no se las podía contar por lo fuertes que eran, aunque no llegó a explicarle de qué se trataba".

Esta vecina ha manifestado durante su declaración que una vez conocido el crimen y la presunta violación de la anciana asoció esos hechos a aquel secreto que la víctima no llegó a descubrirle.

No obstante, ha manifestado también que la víctima nunca le dijo que el acusado, Joaquín G.V., estuviera obsesionado con ella, solo que no le iba a abrir la puerta de su vivienda porque hacía cosas raras.

Otra testigo, de trato frecuente con la fallecida al cuidar de un anciano vecino de esta, ha declarado que aquella le reveló que tenía miedo por su sobrino-nieto, por lo que le recomendó que no abriera la puerta a nadie.

La declarante ha dicho igualmente que descubrieron el cadáver al sospechar de que algo extraño podía haber ocurrido porque habían pasado tres días sin tener noticias de ella y sin que abriera las puertas a sus llamadas y, sobre todo, porque no había acudido al entierro del vecino anciano.

En esta sesión de la vista oral ha declarado como testigo la mujer a la que escasos meses antes del crimen el procesado envió varios mensajes en los que se jactaba de haber forzado sexualmente a su tía-abuela y cuya recepción ha confirmado.

Tras ser leídos esos mensajes de contenido sexual por el fiscal, la testigo ha manifestado que los recibió, así como otros en los que el acusado le decía que iba a tener sexo con la suegra de ella.

Ha comentado en otro momento del interrogatorio que nunca pensó que esa actitud del acusado fuera para darle celos, como este había declarado poco antes, sino que le enviaba ese tipo de mensajes "porque se quería quedar conmigo".

Por su parte, Joaquín G.V. admitió el envío de aquellos textos, aunque quitó importancia a su contenido y dijo que se trataba solo de "fantasías y fanfarronadas".

En este juicio, que continuará el próximo lunes con la declaración de nuevos testigos, la fiscalía reclama para el procesado prisión permanente revisable por el delito de asesinato y nueve años de prisión por un delito de allanamiento de morada en concurso con otro intentado de agresión sexual.

La fiscalía le atribuye también un delito de violación, aunque el mismo será objeto de enjuiciamiento aparte, por un tribunal profesional, al no estar incluido el mismo entre aquellos que son competencia de los jurados popular