Caso Abierto - La Opinión de Murcia

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Investigación

El presunto homicida de La Unión vivía en la casa okupa del crimen tras ser acusado de maltratar a su esposa

Abdelaziz T., ya en prisión provisional, tenía una orden de alejamiento de su mujer, por lo que alquiló una habitación en el garito de Santa Obdulia

Puerta precintada y coche con salpicaduras de sangre, horas después del crimen.

Abdelaziz T., el presunto homicida de La Unión, tenía una orden de alejamiento de su esposa por maltratarla, tras lo cual alquiló, por cien euros al mes, una habitación a su compatriota Mounir, al que dejaría malherido en la riña a cuchillada limpia del domingo en la que perdió la vida otro hombre, también residente en la casa de la calle Santa Obdulia, indican fuentes cercanas al caso.

Esta vivienda de planta baja, en el número 13 de la vía, estaría okupada y en la misma se darían cita personas para consumir estupefacientes y alcohol. 

Se da la circunstancia de que, la semana antes de la reyerta mortal, la Policía Local estuvo en el lugar, tras recibir un aviso de los vecinos porque se estaba produciendo una pelea. Al llegar, los agentes encontraron a Abdelaziz y a Mounir, enzarzados.

La razón: Mounir le reclamaba a su inquilino el dinero del alquiler de la habitación, el cual le urgiría porque, al parecer, tenía que abonar sustancias a las que era adicto. 

Aquel incidente, acontecido el 4 de marzo, se saldó sin detenciones. Apenas unos días después, la Policía regresaba de madrugada al mismo garito en el que los vecinos se quejaban del consumo de estupefacientes y las constantes riñas. En esta ocasión, por el aviso de otra pelea, aunque letal.

El hombre asesinado fue hallado debajo de una mesa, con un cuchillo en una mano y una navaja en la otra

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Los primeros en personarse al garito fueron los agentes de la Policía Local, que se encontraron con Abdelaziz T., muy alterado, arremetiendo de nuevo contra Mounir, que estaba sentado en la acera, perdiendo mucha sangre por una herida que tenía en el cuello. La prioridad policial: contener al sujeto violento y asistir al herido. Mientras pedían una ambulancia, entraron en la vivienda, que estaba abierta, en busca de algo para taponar la hemorragia.  

"No hemos visto nunca una escena con tanta sangre", indican dos de los agentes que fueron al aviso de la reyerta

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Fue entonces cuando, debajo de una mesa, los policías vieron a un hombre, boca arriba, sin signos vitales y ensangrentado. Era Abdelkader D. y estaba muerto.

El cadáver portaba en la mano derecha un cuchillo de gran tamaño y en la derecha una navaja. Los agentes avisaron de que había una persona fallecida.

La cuarta persona en discordia que interesaba a la Policía Judicial del Instituto Armado (Cuerpo competente para asumir la investigación) responde a las iniciales E. M. M. y se presentó por su propio pie en el escenario cuando policía y sanitarios estaban en plena emergencia. Lo hizo con evidentes signos de encontrarse bajo los efectos del alcohol. Este hombre habría estado en el garito con el presunto homicida, pero se habría ido antes del crimen.

Sangre en el lugar de la reyerta L.O.

La titular del Juzgado de Instrucción Nº 2 de Cartagena, en funciones de guardia, ordenaba ayer el ingreso en prisión provisional de Abdelaziz por un delito de homicidio consumado, el de Abdelkader, y otro en grado de tentativa, el de Mounir, que fue operado de urgencia en el Santa Lucía de Cartagena y por fortuna salvó su vida.

La Policía salvó la vida de Mounir

Uno de ellos lleva 17 años en la Policía; el otro, 20, y en todo este tiempo «no hemos visto nunca una escena con tanta sangre», aseguran dos de los policías locales de La Unión que acudieron el domingo al aviso de la riña.

Dos de los agentes de la Policía Local de La Unión que intervinieron en el aviso de la reyerta, ayer en su cuartel. R.D.C.

En Santa Obdulia se toparon con «una de la situaciones más impactantes que hemos visto», afirman los agentes. 

Uno de ellos, Ángel García, explica a LA OPINIÓN que, al llegar al escenario y ver al herido sangrando abundantemente por el cuello, «sacamos una sábana que se encontraba en el interior de la vivienda para poder taponar la herida». Gracias a la rapidez y a su formación, «pudimos cortar la hemorragia con éxito», precisa.

«Si un cuerpo humano tiene entre 4,5 y 6 litros de sangre, él habría derramado un litro», calcula García, a lo que añade que Mounir «estuvo a punto de fallecer en el acto», y no lo hizo gracias a que los agentes pasaron como diez minutos presionando la hemorragia, hasta que llegaron los sanitarios al lugar.

«Fue una situación violenta y compleja, donde tienes que velar por la salud y la integridad de las personas. Todo fue muy rápido, y fue gratificante el haber podido ayudar a esta persona», subrayan los policías, que cuentan con «la satisfacción de terminar el servicio con la conciencia tranquila». Y haber salvado una vida.

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