Los hechos tuvieron lugar en febrero de hace tres años, en la Ciudad del Sol. Tal y como se lee en el relato de hechos probados, el sujeto “acechó sorpresivamente a la mujer, para, abalanzarse sobre ella, taparle la boca con una mano mientras con la otra la agarró por los brazos llegando a bloquearla, debido a lo cual aquélla perdió el equilibrio y cayó al suelo, siendo entonces cuando él la arrastro hacia el interior de un callejón muy estrecho y poco iluminado que estaba situado muy próximo al lugar del asalto inicial”. 

“En aquel lugar y ante las reiteradas llamadas de auxilio de la mujer, el hombre la agarró por el cuello con ambas manos y comenzó a asfixiarla para conseguir quebrar su defensa mientras que, en algún momento, le decía: ‘¡calla, calla, o te mato!”, prosigue el documento judicial. Entonces la violó.

La víctima logró escapar con una treta: engañó al violador, le dijo que “accedería a la totalidad de sus pretensiones libidinosas en un coche que tenía próximo, siendo en dicho momento, y aprovechando la confusión que ello generó en su agresor, cuando pudo salir corriendo hacia el exterior del callejón y pedir ayuda”, apunta la sentencia. La mujer, ensangrentada, fue auxiliada por otros viandantes y llevada al hospital cuando logró zafarse del agresor.

"Intensa fuerza y violencia"

El individuo fue condenado por la Audiencia Provincial de Murcia a pasar una década entre rejas por un delito de agresión sexual. Cuando salga, estará seis años y ocho meses en régimen de libertad vigilada, tiempo durante el cual no se podrá acercar a su víctima. Además, por obligación ha de participar en programas formativos de educación sexual. 

Asimismo, tendrá que indemnizar a la mujer con 15.000 euros por los daños morales causados.

El sujeto recurrió ante el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Murcia. Alegó que se había vulnerado su presunción de inocencia. El tribunal desestima su recurso y confirma la sentencia condenatoria. 

El hombre, tiene claro la sala, "desplegó una intensa fuerza o violencia física durante un prolongado espacio de tiempo en un espacio solitario y oscuro buscado de propósito, a la vez que le decía 'calla o te mato', causando las lesiones que quedan acreditadas y extendiendo el ataque a la indemnidad sexual de la mujer no solo a penetración, sino también a los besos y tocamientos reiterados en sus partes íntimas, obligándola también a que lo masturbara".