Los ataques tuvieron lugar en una vivienda de Lorca, donde residía el individuo con su esposa y la hija de ésta, una menor de 11 años. Tal y como se lee en el relato de hechos probados, cuando la mujer se iba a trabajar, el sujeto amenazaba a la menor con hacerle daño, a ella y a su madre, si contaba algo, y entonces la sometía a tocamientos por distintas partes del cuerpo. Llegó a violarla en al menos tres ocasiones, considera probado la Audiencia Provincial de Murcia.

La pequeña estuvo años soportando las amenazas y los ataques sexuales de su padrastro, hasta que una noche de agosto de hace ahora tres años, cuando el sujeto la agarró de pelo, la agredió físicamente y la violó en su dormitorio, decidió contar el sufrimiento que llevaba tiempo padeciendo.

Tras ese último ataque, la menor habló con su madre y la mujer acudió a poner la denuncia. Como el hombre estaba plenamente identificado, la Policía lo arrestó esa misma noche. A las pocas horas, pasó por el Juzgado de Guardia y de ahí lo llevaron al penal de Sangonera, a prisión provisional

Ahí ha estado desde entonces, hasta que ha salido su juicio, aunque no hubo vista oral como tal: al reconocer los delitos por los que se sentaba en el banquillo, el asunto se solucionó con una conformidad

A la hora de dictar sentencia, el tribunal tiene en cuenta como atenuante que el hombre iba borracho

La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Murcia ha condenado a este individuo, de 38 años de edad, a una pena de siete años, un mes y quince días de prisión por agredir sexualmente a la niña, tal y como consta en la resolución judicial, a la que ha tenido acceso este periódico. 

En concreto, es culpable de un delito continuado de agresión sexual a una menor de edad.

A la hora de dictar sentencia, el tribunal tiene en cuenta como atenuante, además de la confesión tardía, que el hombre, cada vez que agredía sexualmente a su víctima, iba bajo los efectos del alcohol

Asimismo, el tribunal tiene en cuenta informes del Instituto de Medicina Legal, cuyos forenses, tras examinar a la menor, localizaron el perfil genético del padrastro en la zona vaginal de la niña.  

Asimismo, se le impone una orden de alejamiento de su víctima durante una década, el mismo tiempo que, cuando salga de la cárcel, pasará en régimen de libertad vigilada. 

El sujeto tendrá que indemnizar a la menor con 30.000 euros por los daños morales causados. Como es posible que se declare insolvente, la madre de la pequeña podrá pedir las ayudas que la ley prevé en estos casos.