A prisión de manera inminente. Ese es el dictamen de la Audiencia de València de este mismo martes para Sergio T. T., el profesor de repaso condenado la semana pasada a 35 años de cárcel, tal como adelantó Levante-EMV, por haber abusado sexualmente de ocho alumnas de entre 14 y 16 años en la academia de la que era propietario en un municipio de l'Horta Nord. Y lo hace para conjurar el riesgo de fuga, dada la elevada condena impuesta. Eso sí, le da, como pidió su abogado, 48 horas para hacer efectivo el ingreso en prisión. Así, ha sido citado para que comparezca el jueves, 10 de febrero, a las 10.00 horas ante el tribunal para ser conducido a los calabozos de la Ciudad de la Justicia y, desde allí, a las dos de la tarde, a la cárcel de Picassent en el autobús de la Guardia Civil, junto con el resto de presos excarcelados para asistir a juicios o a comparecencias ante los jueces.

La condena aún no es firme, por lo que Sergio T. T. la puede recurrir a una instancia superior. Sin embargo, la Audiencia ha preferido asegurarse y ordenar ya su encarcelamiento sin esperar el resultado de ese recurso, precisamente para evitar que se fugue en ese tiempo. Habitualmente, a los condenados en primera instancia que están en libertad se les permite permanecer en libertad hasta que el fallo es firme, es decir, hasta que el tribunal superior dictamina sobre el recurso, mientras que los inculpados a quienes la condena les llega estando en prisión provisional, siguen en la cárcel hasta que esa condena es ratificada y se convierte en firme. Raramente, y solo cuando las penas son especialmente elevadas, los tribunales adoptan la decisión que ha adoptado la sección tercera de la Audiencia de València en este caso, y suele ocurrir cuando aprecian signos de que el acusado podría caer en la tentación de huir para no tener que entrar en la cárcel.

Así, la decisión de la sección tercera de la Audiencia es consecuencia de la comparecencia de prisión celebrada la mañana de este martes a petición de las abogadas que ejercen la acusación particular en nombre de las familias de las niñas, las letradas Amparo Vicó y Marta Soriano, iniciativa a la que se sumó la fiscal.

Las tres acusaciones, las dos particulares y la pública, han solicitado al tribunal el inmediato ingreso en prisión del pederasta ante el riesgo de que se fugue dada la elevada condena: 35 años de cárcel, a los que se suman otros cinco de libertad vigilada, amén de los dos años suplementarios, para cada una de las niñas, de alejamiento y prohibición de comunicarse con ellas por cualquier medio.

La Audiencia lo emplaza a que acuda el jueves a las 10.00 horas para ser conducido a la cárcel de Picassent

El acusado, por su parte, con evidentes signos de nerviosismo, ha estado presente en la comparecencia junto con su abogado, quien anunció al tribunal que su cliente acepta el ingreso en prisión, aunque ha solicitado un plazo de 48 horas para poner en orden sus cosas antes de acudir voluntariamente a la prisión de Picassent.

El condenado, que llegó a argumentar en el juicio que las niñas le habían denunciado influidas "por el 8M", ha salido de la sala de manera tan precipitada ante su inminente ingreso en prisión, que incluso se ha dejado olvidada la gorra que llevaba, de manera que ha tenido que regresar a los pocos minutos a por ella.

Tal como ha publicado este diario, Sergio T. T. fue juzgado el pasado mes de noviembre por abusar sexualmente de nueve alumnas durante las clases de repaso que les impartía en su academia, en un municipio de l'Horta Nord que este diario siempre ha mantenido en el anonimato para preservar la intimidad y la identidad de las víctimas.

"Un roce no es coger un pecho y apretarlo"

Los abusos tardaron dos años en ser denunciados, porque, como muy bien explicó una de las menores en el juicio, realizaba los tocamientos con discreción y sin que se dieran cuenta el resto de estudiantes sentados a la mesa, por lo que tardaron en saber que les pasaba a varias de ellas y cada una temía no ser creída.

Solo cuando empezó a trascender lo que sucedía, una de ellas decidió contarlo en casa y su familia interpuso la primera denuncia, a la que se fueron sumando otras siete. La novena nunca quiso denunciar, pero la Fiscalía la incluyó igualmente en la causa dado que el 'modus operandi' era idéntico. Sin embargo, el tribunal acabó por absolver a Sergio T. T. de este noveno delito de abusos porque la propia chica reiteró en la vista oral que en su caso los tocamientos fueron tan leves que no los sintió como un ataque sexual.

Ante su defensa minimizando lo que él llamó en el juicio "roces involuntarios" o "malas interpretaciones", las víctimas lo dejaron muy claro: «No era un día y por equivocación. Se repetía casi todos los días. Un roce no es coger un pecho y apretarlo. Ponía la mano y apretaba. Eso no es sin querer. Él era muy consciente de lo que hacía».