"Tenía una sensación de impotencia tan grande, veía que mi mujer se iba, que se moría en mis brazos, y la ambulancia no llegaba", relata con "una rabia interior tremenda" Javier Pastor, un vecino de Valencia que ha presentado una reclamación por responsabilidad patrimonial contra la conselleria de Sanidad y una denuncia ante el Juzgado de Instrucción número nueve de Valencia por un presunto delito de omisión del deber de socorro, por el fallecimiento de su mujer tras realizar cuatro llamadas al teléfono de emergencias 112 y no llegar la ambulancia hasta una hora y cuarto después del primer aviso. 

Ana María Peris, de 66 años y sin aparentes problemas de salud, sufrió un aneurisma cerebral el pasado 2 de septiembre cuando se encontraba en el domicilio de uno de sus hijos, en la calle Linares de Valencia. Ya inconsciente y tras intentar reanimarla con un masaje cardiaco, su marido, al ver que la ambulancia que había solicitado insistentemente no llegaba, la subió junto a su hijo al coche y la llevaron al servicio de Urgencias del Hospital General de Valencia. Tras cuatro días en coma en la UCI, el 6 de septiembre se certificó su fallecimiento.

"No puedo saber si de haber llegado a tiempo la ambulancia se habría salvado, las secuelas que habría tenido en vida o si se hubiera muerto igualmente, pero lo que no hay derecho es que alguien llame solicitando una ambulancia de forma urgente y ésta aparezca una hora y cuarto después, y eso que el hospital estaba cerca", argumenta Javier indignado por la actuación de la persona que le cogió la primera llamada y por cómo funciona en sí el sistema de recepción de emergencias del CICU. "Lo que no puede ser es que llame cuatro veces y todavía me esté preguntando la médico de nuevo qué le pasa a mi mujer", recuerda el denunciante.

Los hechos ocurrieron a las 17.30 horas del pasado 2 de septiembre cuando Ana María comenzó a sentirse mal estando en casa de uno de sus hijos, en València. "De repente empezó a decir que le dolía mucho la cabeza y que se mareaba", explica su viudo. Así, viendo que no mejoraba, a las 18.10 horas el hombre realizó una primera llamada al teléfono de Emergencias 112

Tras saltar un contestador automático hasta en tres idiomas —valenciano, castellano e inglés— le pasaron con el operador, quien comenzó a hacerle varias preguntas para evaluar la gravedad y urgencia del aviso. "Puede ser una sensación mía pero al contestar lo noté como que estaba de cachondeo porque le acabarían de decir algo gracioso", recuerda Javier sobre el operario del CICU que le cogió la llamada. "Quiero pensar que como al preguntar el DNI se lo dio mi mujer —que todavía estaba consciente— esta persona no pensó que era grave", justifica el afectado tratando de encontrar una explicación a la tardanza en enviar una ambulancia.

Eso sí, según asegura en la denuncia, el operario le dijo ya en esa primera llamada que iba a enviar «un médico o una ambulancia». A los pocos minutos, su mujer perdió el conocimiento y a las 18.45 horas vuelve a llamar, desesperado, por segunda vez al 112. Posteriormente el reclamante recibe la llamada de una médico preguntándole sobre el estado de su esposa. «Le repito una y otra vez que mi mujer necesita ayuda urgente y que lleva ya un rato sin conocimiento, que no vuelve en sí, y me dice que ahora envían una ambulancia, cuando la ambulancia tendría que haber estado ya ahí», relata con dolor.

Como por allí no aparecía servicio médico alguno para auxiliar a su esposa, Javier llamó a su hijo, que venía de Torrent, pidiéndole ayuda, y vuelve a telefonear por tercera vez al 112 —eran las 19.05 horas—.

Al ver que empezaba a fallarle la respiración, sin tener nociones algunas en materia de reanimación pero desesperado porque veía que se le moría allí mismo, Javier explica que le hizo un masaje cardiaco mientras, con el teléfono en manos libres, volvía a llamar por cuarta vez y al borde de la desesperación al servicio de Emergencias.

A los pocos minutos llegó su hijo y entre los dos la suben al coche y la llevan a toda prisa al Hospital General de Valencia. "A partir de cuando llegamos a Urgencias no tengo ninguna queja, la atención fue excelente", apunta el denunciante. Eso sí, cuando los médicos le dicen que "menos mal que la habéis traído pronto porque en casos de aneurisma es vital", a Javier se le cae el alma. "Podía haber estado aquí una hora antes", les reconoce con pesar tras haber estado esperando una ambulancia que no llegó al domicilio del requeriente, acompañada de una patrulla de la Policía Local, hasta las 19.30 horas, donde solo encontraron al otro hijo de la mujer, fallecida cuatro días después.

Reclaman 150.000 euros de indemnización

Además de la vía penal por omisión del deber de socorro, la familia de Ana María ha presentado una reclamación a la conselleria de 150.000 euros por "no haber actuado con la diligencia debida". Desde Sanidad la única respuesta que les han dado por el momento es que están "recopilando toda la información de los profesionales que actuaron" para elaborar un informe sobre lo ocurrido.

"Las disculpas no sirven para nada, la reclamación de dinero es porque es lo único que entienden las administraciones cuando cometen un error y para que no vuelva a pasar", argumenta Javier. "Vendería todo lo que tengo por tener a mi mujer a mi lado".