El Grupo de Homicidios de la Policía Nacional se ha visto obligado a dejar en stand by, por la ausencia de pistas, la investigación del caso del cadáver hallado maniatado en una nave abandonada de Puente Tocinos en junio de 2020, indican fuentes policiales.

Aunque los investigadores se encuentran en un callejón sin salida, no han cerrado el asunto, que, al tratarse como un homicidio, no prescribirá antes de dos décadas (que son los años de cárcel que, por asesinato, podrían caerle al autor de esta muerte violenta, si se da con él y es juzgado). Los funcionarios policiales han tenido que aparcar las pesquisas porque, de momento, no tienen de dónde tirar para esclarecer qué le pasó a este hombre.

Trabajando in situ el día que se encontró el cuerpo. Israel Sánchez

Cuando apareció el cuerpo, a mitad de junio del año de la pandemia, fue llevado al Instituto de Medicina Legal, donde el examen del forense descubrió que el hombre, cuyos restos mortales se encontraban en avanzado estado de descomposición, había sufrido una muerte violenta. Además, se encontraba atado de manos.

Se hallaba en estado de descomposición, había sufrido una muerte violenta y se encontraba maniatado

Y en la morgue se quedóFue conservado en frío en una de las doce cámaras que hay en el sótano del centro ubicado justo detrás del Reina Sofía, en la capital murciana. El cadáver no portaba documentación encima y su gran estado de descomposición hacía más dificultosa aún una hipotética identificación.

Fue el olor el que dio la pista. El día que apareció el cuerpo, la Policía Científica de la Policía Nacional peinó el lugar, tanto el interior como el exterior de la nave, en busca de pistas que llevasen al descubrimiento de qué pasó en aquel lugar.

No estaba enterrado

También trataban de esclarecer si al hombre lo asesinaron en la nave o si el crimen se produjo en otro lugar y posteriormente trasladaron el cuerpo a Puente Tocinos, con ánimo de ocultarlo en un sitio que los responsables del crimen sabían que estaba abandonado. 

Lo dejaron ahí, pero no se molestaron en sepultarlo: el cuerpo se encontraba en el interior de la nave, un lugar recubierto de pintadas en el que desde hacía tiempo ya no trabaja nadie. El hedor, manifestaron entonces los testigos, era insoportable. 

Desde un principio, los investigadores de la Policía sospecharon que un ajuste de cuentas podría estar detrás de la muerte violenta de este hombre. 

Varón, español y en la treintena

Que a una persona no la busque nadie dificulta la investigación policial desde el principio. Y luego la judicial. Sin acusación particular ni familia que haga ruido, el caso corre el riesgo de ser olvidado en unos tribunales tristemente saturados por sistema.

Cuando fue encontrado este cadáver, nadie lo reclamó. El cuerpo (que, según determinaron los profesionales forenses, podía llevar meses en descomposición) fue depositado en la morgue y ahí quedó. Las labores de identificación (la prioridad del Instituto de Medicina Legal cuando recibe un cuerpo) dieron sus frutos. Ahora, un año y medio después del hallazgo, la Policía sabe que se trata de un varón joven, de 30 años de edad y español.

La Policía Nacional ha ido informando de forma puntual al Juzgado de cómo van sus indagaciones.