La investigación que abrió la Consejería de Educación de la Región para comprobar si una joven de 17 años de edad, con un 87% de discapacidad, había sufrido vejaciones en el centro de educación especial al que asiste desde hace ocho cursos ha llegado a la conclusión de que no hubo tales abusos, lo cual «era lo esperable», según considera el abogado José Manuel Muñoz Ortín, que representa los intereses de la madre.

El letrado explica a LA OPINIÓN que continuará «por la vía judicial», aunque «descartamos la penal». Sobre la joven, que no ha dejado de asistir al centro donde, según su madre, la humillaban, el abogado admite que «el trato que está recibiendo es muchísimo mejor, es tratada de una forma correcta, que era lo que al fin y al cabo se perseguía». 

No obstante, «vamos a seguir, porque una cosa es el trato diario, pero tienen que responder por lo que ha ocurrido», destaca José Manuel Muñoz Ortín, que reclama «a la Consejería y a la dirección del centro» presumiblemente una cantidad económica, que no ha sido concretada. 

«La responsable es la Administración, por cómo organiza el servicio», subraya el abogado, que insiste en que no van a acusar directamente a ningún trabajador del colegio (en su denuncia, la madre llegó a decir que su hija llevaba «moratones, arañazos y pellizcos») porque «entendemos que era un fallo». La madre no denunció estos supuestos abusos físicos ante la Policía como tales.

Grave deficiencia y un tumor cerebral

Mª Carmen, madre de la joven, dijo la semana pasada a LA OPINIÓN que su hija ha llegado a casa con «moratones, heridas en las brazos, no sé si le han hincado las uñas… no lo sé». La mujer subraya que, pese a que su hija sufre una grave discapacidad intelectual, «a su manera, se explica», por lo cual ella sabe «perfectamente quién ha ejecutado el castigo». «Pero se creen que a lo mejor yo no lo sé», comenta la mujer, que asegura poseer «un vídeo grabado donde mi hija me dice quién ha sido» la persona que la somete a estas humillaciones.

A lo largo de todos los años que la joven lleva en el centro, «problemas ha habido, pero se han ido solventando. Digamos que a partir del curso pasado empezaron las expulsiones», indica su madre. 

La chica, que este mismo mes cumple la mayoría de edad, sufre encefalopatía crónica secundaria a cromopatía compleja con importante afección cognitiva y de conducta. Además, se le diagnosticó un tumor cerebral, del cual fue intervenida en febrero de 2019. Desde entonces, lleva una válvula en la cabeza.