Un hombre de 50 años, Enrique Sanagustín Bautista, mató a puñaladas el pasado fin de semana en Zaragoza a su compañero de piso y después se entregó a la Policía. El suceso se produjo en la noche del sábado al domingo en el piso 3º A del número 26 de la calle Palencia, en el barrio del Arrabal de la Margen Izquierda.

Los vecinos no oyeron ruidos extraños ni gritos que indicaran que el agresor y su víctima se hubieran enzarzado en una pelea. "Se llevaban bien y no eran problemáticos, pero sí bastante atípicos", indica una vecina que no quiere facilitar su identidad.

Se desconoce la hora exacta del crimen. Sí se sabe que, sobre las doce del mediodía de ayer, aparecieron en la calle Palencia vehículos de la Policía Nacional y otro de los Bomberos de Zaragoza dotado de una escalera con la que accedieron al piso donde ocurrió el hecho tras romper una ventana, en medio de la expectación vecinal.

Ingresado en Psiquiatría

Los agentes de la Policía penetraron en la vivienda y encontraron el cadáver de José Antonio R. R., que fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA). Había recibido numerosas puñaladas. El supuesto autor, mientras tanto, fue ingresado en la sección de Psiquiatría del hospital Miguel Servet.

Debido a que estaba muy nervioso y no paraba de gritar no fue posible tomarle declaración en calidad de imputado por un delito de asesinato.

Para los vecinos, no está claro que Enrique S. B. y su víctima fueran pareja, como se rumoreó en un principio. Más bien los residentes piensan que les unía una relación de amistad. "Quique llevaba aquí desde el año 2001, cuando se estrenó el bloque, y José Antonio R. R. vino con él porque a los dos les interesaba estar juntos para pagar el piso", comenta la misma vecina.

"Lo bajaron en una bolsa"

"A Enrique lo bajaron detenido, a mediodía, y al otro en una bolsa", señala un hombre que vive en el bloque del suceso. "Nos quedamos de piedra".

Enrique, que había estado en Hierros Alfonso, llevaba varios años sin trabajar, al menos diez, "desde que empezó a sufrir problemas de espalda", relata una persona que lo conoce. "Tiene un carácter atípico, tan pronto está eufórico y habla a gritos como anda por ahí con la cabeza gacha sin decir nada", continúa la misma persona. "La verdad es que se le iba un poco la olla", añade.

Respecto de José Antonio se saben menos cosas, quizá por su carácter "silencioso" y el hecho de que fuera de un lado para otro "cabizbajo, sin decir nada a nadie". Ni él ni Enrique daban que hablar y, pese a que llevaban dos décadas en el bloque, no eran muy conocidos. Muchos desconocen, por ejemplo, que la víctima trabajaba en el servicio de recogida de basuras de FCC en Zaragoza.

Al parecer, Enrique llegó al número 26 de la calle Palencia tras separarse de su mujer y andaba con muletas, el rasgo que más destacan los vecinos porque le hacía diferenciarse del resto de residentes. Algunos agregan que lleva el pelo largo, pero no están seguros si es él o su supuesta víctima.

"Todos nos preguntamos qué ha podido ocurrir", manifiesta María, que veía con frecuencia al presunto autor del crimen porque vive en la misma escalera. Ella está convencida de que una persona de otra vivienda llamó a la Policía, pero eso no concuerda con el hecho de que el presunto agresor fuera en persona a la sede de la Jefatura Superior de Justicia en Aragón.

El levantamiento del cadáver fue realizado por el titular del Juzgado de Instrucción de Zaragoza. "Estuvieron aquí al menos tres horas", señala una mujer mayor que está en el patio al que dan varios bloques de pisos.

El crimen, que pudo ser de noche o de madrugada, pasó inadvertido para todo el mundo. "La Policía me ha preguntado si había oído algo y les he dicho que nada de nada", ha contado un hombre que vive en ese bloque de la calle Palencia, a un tiro de piedra del parque del Tío Jorge.