La Audiencia Provincial de Murcia acoge, a partir del próximo martes, el juicio por el doble parricidio cometido en Las Torres de Cotillas. El joven Iván G. P., para quien la Fiscalía pide medio siglo entre rejas, se sienta en el banquillo acusado de asesinar a su madre, Antonia, y a su hermano pequeño, Miguel Ángel, en la madrugada de Martes Santo de 2018. Este lunes se elegirá al jurado popular que emitirá el veredicto y al día siguiente arrancará la vista oral, en el Palacio de Justicia.

Tiene claro el Ministerio Público que aquella madrugada el hermano mayor, al llegar a su casa tras salir de fiesta por Murcia, inició una pelea con su hermano en el transcurso de la cual agarró una pesa de gimnasio y comenzó a golpear al chico, hasta darle muerte. La madre se habría despertado al escuchar los gritos y por ello habría encontrado la muerte a manos de su hijo mayor, con la misma mancuerna.

Gritos de madrugada

Los vecinos relataron la escena: el joven Iván, descompuesto, salía de la vivienda familiar, ubicada en la calle Asturias de Las Torres de Cotillas, gritando. Diría luego a los investigadores que fue él quien encontró los cuerpos, y negó tajantemente haberlos matado. Tras todo un día de interrogatorios, el chico era arrestado. Era Martes Santo de 2018. 

Julio, padre de Iván, horas después del doble crimen. JUAN CABALLERO

Habla de ajuste de cuentas

Iván confesó a la Guardia Civil que hacía unos días había abordado una operación de venta de droga que no salió como esperaba. Él dejó a deber dinero a unas personas. Desde aquel momento, siempre según su versión, estaba recibiendo amenazas de muerte. Y quienes acabaron con la vida de su madre y hermano, argumentó, son personas que tienen que ver con aquello. 

Indicios en la vivienda

Los expertos de la Policía Judicial de la Benemérita contaron desde el principio con bastantes indicios para inculpar al hermano mayor de la familia. Entre ellos, la forma en la que dejó el cuerpo de la madre. Sostienen los especialistas que un sicario jamás habría recostado el cadáver en el sofá ni echado una manta por encima de él. Asimismo, los profesionales de la Científica hallaron en la casa una pesa de gimnasio manchada de sangre, que se corresponde con el arma con la que fueron asesinados, a golpes, madre e hijo.

Calle Asturias, en Las Torres, acordonada momentos después del hallazgo de los cuerpos. CRISTOBAL OSETE

Drogas y violencia machista

Un joven con antecedentes por violencia de género que «adoraba a su madre». Así era, según los que lo conocían, Iván, un joven que últimamente arrastraba problemas con las sustancias. Aunque no tenía antecedentes por narcotráfico, en la casa escenario del crimen se encontraron plantas de marihuana.

Un mes antes del doble parricidio, la Policía Local de Las Torres denunciaba a Iván: estuvo a punto de estrellar su coche contra un vehículo patrulla, después de saltarse un semáforo en rojo. También constaban denuncias cruzadas con su ex, por agredirse mutuamente, y un episodio en el que ella, presuntamente, intentó atropellarle a él con un coche. 

Desolación en el pueblo

El templo de Nuestra Señora de la Asunción, en Las Torres de Cotillas, se quedaba pequeño para despedir a Antonia y su hijo Miguel Ángel, alias ‘Bebé’. Sobre cada uno de los féretros, un ramo de rosas rojas. Vecinos del pueblo quisieron acompañar a los allegados de los fallecidos en un día duro. Agentes de la Policía Local y miembros de Protección Civil trabajaron en la zona. El dolor, el recogimiento y los abrazos fueron una constante. 

Exequias por los difuntos Antonia y Miguel Ángel. JUAN CABALLERO

Prorrogan la preventiva

En febrero de 2020, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Nº 3 de Molina de Segura acordaba prorrogar la prisión provisional para el joven Iván. Semanas después, estallaba la pandemia, que también ralentizó la causa.

Cocaína en los zapatos

El padre de familia, Julio, no se encontraba en el hogar familiar el día del doble crimen, ya que estaba cuidando de una persona enferma. Tras lo sucedido, se trasladó a la casa de su hermano y su cuñada, todavía en estado de shock. Lo único que se le pasaba por la cabeza, dijeron entonces desde su entorno, es que Iván no fuese el responsable del crimen. En enero de 2021, Julio era sorprendido mientras llevaba droga a la cárcel a su hijo. En el Juzgado de Guardia, el hombre reconoció que en la suela de sus chanclas iban ocultos casi 24 gramos de hachís y 0,24 gramos de cocaína, para dárselos a Iván. Julio se conformó con cumplir la pena de un año y seis meses de cárcel y pagar una multa de 160 euros, según el acuerdo alcanzado por la Fiscalía y su defensa.