La gran mayoría de los vuelcos (los robos de droga entre narcos) solo llegan a la Policía cuando se produce un acto violento de por medio y alguien necesita asistencia sanitaria urgente. Si no, las propias víctimas silencian lo vivido: de lo contrario, tendrían que reconocer, al poner la correspondiente denuncia, que ellos estaban traficando con sustancias.

Miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado de la Región consultados por este periódico calculan que la gran mayoría de vuelcos (más del 90%) no trascienden ni son investigados. Algunos, detallan, derivan en ajustes de cuentas.

Esta misma semana, la localidad de San Ginés, en Murcia, era escenario de un suceso detrás del cual podría haber un vuelco: un vecino recibía un tiro en una pierna en la finca de limoneros que tenía alquilada. Un lugar donde, presuntamente, no solo se estarían cultivando limones: también habría marihuana.

Dado que el hombre precisaba de atención médica, él mismo llamó al 112. Contó que había sido víctima de un robo en su casa y como tal se tipificó el asunto. La Policía Nacional, que asumió el caso, detectó pronto que había «algo raro» en lo sucedido, que se investiga como vuelco de droga.

Ocurría algo similar recientemente en otra vivienda, donde acudía la Policía Nacional de Murcia tras alertar una sexagenaria de que había sufrido un asalto a punta de pistola. La mujer tardó poco en admitir que lo que le habían robado eran lo cogollos de marihuana que acababa de segar.

En una habitación, la Policía encontró todos los efectos necesarios para el cultivo de ‘maría’, lámparas incluidas. La luz la tenían enganchada. 

A la pregunta de cómo saben quienes se dedican a dar vuelcos que hay droga en una determinada casa o nave, fuentes policiales indican que en ocasiones perpetran estos robos personas que ya tenían conocimiento de que en ese lugar había marihuana, ya que habrían comprado o consumido. Otras veces se trata de ‘socios’ del propio encargado del invernadero en cuestión. 

Cuando estos delincuentes se organizan para perpetrar vuelcos, se reparten las tareas: la prioridad es averiguar los lugares donde se está plantando marihuana y, acto seguido, asaltar el sitio, intimidando a los moradores con armas de fuego o amenazas. Dejar heridos no suele estar en sus planes a priori, precisamente para evitar que la Policía entre en escena.

Los ladrones prefieren la droga ya cortada, y una buena fecha para recoger la cosecha de cannabis en exteriores es precisamente el presente mes de octubre. Las zonas del Levante, como es el caso de la Región, ofrecen más tranquilidad a los cultivadores: no suelen darse lluvias intensas.