Agentes gentes de la Policía Nacional han detenido a dos jóvenes de 29 y 23 años en Cartagena al ser sorprendidos con casi 9.500 pastillas de fármacos tranquilizantes en sendos sucesos, según informaron fuentes del citado Cuerpo en un comunicado.

En concreto, los dos jóvenes, de nacionalidad española, han sido detenidos como presuntos autores de sendos delitos contra la salud pública, en dos actuaciones realizadas por agentes de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) de la Comisaría de Cartagena.

La primera intervención tuvo lugar cuando los agentes patrullaban y observaron a un joven que acababa de salir de un inmueble y que, tras advertir la presencia policial, aceleró su marcha y trató de deshacerse de un paquete que portaba, arrojándolo al patio de una vivienda cercana.

Los agentes procedieron entonces a su interceptación, así como a recuperar lo que había lanzado, que resultaron ser varias cajas de Rivotril, con un total de 480 pastillas.

En la segunda intervención policial, un joven fue sorprendido en un control rutinario en vía pública portando 8.860 pastillas de Rivotril y 400 pastillas de Trankimazín. Los agentes observaron como un vehículo realizaba maniobras sospechosas y procedieron a su interceptación, así como a la identificación de su conductor y registro del vehículo.

Al localizar en el interior del coche los mencionados fármacos, se procedió a la detención del conductor como presunto autor de un delito contra la salud pública.

AUMENTO DEL CONSUMO DE BENZODIACEPINA

Las pastillas incautadas están compuestas de benzodiacepina que sólo se dispensa mediante receta médica. La Policía Nacional ha constatado que en los últimos años ha aumentado su venta con motivo de que parte de este medicamento se está derivando al mercado ilícito de drogas, para ser consumido solo o mezclado con otros estupefacientes; paralelamente se ha detectado la aparición de grupos criminales que trafican con esta sustancia.

Para conseguir estos fármacos los grupos criminales cuentan con personas que se dedican a comprárselos a quienes lo tienen prescrito, pero no siendo suficiente esta forma de abastecerse, recurren a la sustracción de recetas médicas e incluso se realizan falsificaciones para adquirirlo en las farmacias. En ocasiones, incluso se han dado situaciones violentas hacia profesionales sanitarios, médicos y farmacéuticos.