Continúan las investigaciones alrededor del bótox de contrabando, que puede acarrear graves consecuencias para la salud de aquellas personas que se hayan ‘pinchado’ con algo así. La sede en Murcia de la empresa de productos de medicina estética Dermica Laboratoires Europe, tal y como adelantó LA OPINIÓN, era objeto esta misma semana de un registro ordenado por un juzgado en el que participaron técnicos de la Consejería de Salud de la Región de Murcia. En el registro (que no fue uno, sino que fueron tres), los investigadores se hicieron con distintas muestras de productos que, a priori, no parecían almacenados de forma correcta. En las actuaciones del pasado martes, los inspectores de Farmacia extrajeron muestras para realizar un análisis a fondo que determinará hasta qué punto es peligroso inyectarse en el rostro algo así.

Los inspectores de Farmacia extraen muestras para realizar un análisis a fondo

Botox es un nombre comercial de la toxina botulínica, la técnica estética más realizada en el globo terráqueo. La operación, que el juzgado de Murcia mantiene bajo secreto del sumario, trata de esclarecer un presunto caso de «tráfico de importación y exportación de medicamentos sin ningún tipo de control», según indican los responsables sanitarios que han participado en los registros.

En concreto, los registros se llevaron a cabo el pasado día 28 en la sede de Dermica Laboratoires Europe de la avenida Mariano Rojas de Murcia, así como en los almacenes que la empresa tiene alquilados en el Polígono Industrial Oeste de Alcantarilla.

Lo que encontraron el martes, detallan fuentes cercanas al caso, fueron un montón de productos mal conservadores. Los profesionales de Farmacia detectaron que los fármacos no reunían las condiciones adecuadas, por lo que fueron inmovilizados

Se tomaron muestras de todos los medicamentos, para los inspectores de Farmacia. Las personas que se hayan inyectado en la cara el producto mal conservado podrían sufrir diversas secuelas, que no se podrán determinar hasta que los profesionales sanitarios no cuenten con los resultados de los análisis que se van a efectuar. De confirmarse que está en mal estado, las personas investigadas en la operación podrían ser sospechosas de un delito contra la salud pública, que se uniría al delito de contrabando que ya se les imputa. Los fármacos bajo sospecha, procedentes de países orientales, estaban almacenados sin control alguno en un trastero.

Además, en los registros se decomisaron miles de euros, material informático a analizar y muchos fármacos con el principio activo de la toxina botulínica.