Nueve años de prisión por intentar degollar a su exnovia con un cúter en plena calle del zaragozano barrio de Valdefierro. Esa es la condena que la Audiencia Provincial de Zaragoza acaba de imponer a Fabio Miguel Colón Castillo a quien también se le añade un año de prisión por agredir con esa misma arma blanca al conductor de un autobús urbano que no dudó en parar el vehículo, bajarse del mismo y rescatar a la víctima de esta agresión machista. Inicialmente afrontaba 14 años y medio, si bien los magistrados consideran que se le puede aplicar la atenuante de reparación del daño y de drogadicción.

Cuando ocurrieron los hechos la relación sentimental se había roto. Hacía poco, pero la víctima había decidido romper el noviazgo, después de dos años. A pesar de ello, según señala el ministerio público, el procesado no aceptó dicha decisión e intentó reanudar la misma enviándole continuos mensajes de WhatsApp a Raquel, así como a la hermana de esta, en un intento de que esta última intermediara.

Así, la noche del 1 de mayo, desde las 00.41 horas hasta las 01.24 llegó a enviar 37 mensajes pidiéndole de nuevo reiniciar la relación y ella le contestó en tres ocasiones que no. Él le siguió insistiendo con frases como: "solo quiero darte lo que te mereces y me he equivocado" o "déjame arreglarlo", siendo contestado que no, mientras él le imploraba que la quería y que no sabía "hasta qué punto". Volvió a intentarlo sobre las 14.00 horas y nuevamente a las 18.00 y a las 21.00 horas. Al día siguiente no se dio por aludido y continuó, al igual que el día 4, intentando, según la investigación del Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón, averiguar donde se encontraba Raquel. A un amigo en común llegó a preguntarle si ella llevaba el anillo que le había regalado en su día. Una obsesión relatada por la acusación pública que se acaba cuando consigue que la víctima accede a quedar con él con la intención de recoger algunas pertenencias que tenía. Se citan a las 19.30 horas.

Ella llegó sobre las 19.20 horas a casa de Fabio Miguel Colón, quien tenía varias cosas de ella en el interior de unas bolsas. Él insistió en ayudarle, pese a que la joven le manifestó que no hacía falta, aunque él insistió.

Una vez arrancó el vehículo, el joven le dijo, supuestamente, que siguiera conduciendo cuando Raquel intentó negarse y coger el móvil para llamar a sus amigos, "él la agarró del pelo y le mostró un cúter que llevaba escondido en el bolsillo, poniéndoselo en el cuello, mientras le decía que ahora iba a hacer o que él dijera". Le instó, al parecer, a conducir hasta un descampado próximo, pero esta joven detuvo su vehículo en medio de la calle, a la altura del número 155 de la calle Camino del Pilón, con la intención de poder ser asistida por algún viandante si le sucediera algo, mientras él se mostraba cada vez más agresivo poniendo, al parecer, el arma en el abdomen de la chica para evitar que pudieran verle desde fuera del coche.

La joven vio una oportunidad, abrió la puerta del asiento del copiloto con la intención de escapar, momento en el que el condenado le agarró de la coleta, empujó la cabeza contra sus piernas y le clavó el cúter en el cuello. Esto lo vio Manuel Izaguerri, que conducía un autobús de la línea 53 de Auzsa, que le socorrió. El acusado, ante ello se trató de cortar él el cuello, y luego fue a por ella para "intentar matarla mientras decía que le había jodido la vida durante los tres últimos años". Tres hombres fueron necesarios para reducirlo.