El Juzgado de 1ª Instancia e Instrucción N.º 2 de Totana ha reabierto el caso del niño de 2 años de edad que murió ahogado en agosto de 2020 en una piscina de Mazarrón, después de que los padres del menor presentasen una denuncia contra sus vecinos, dueños de la instalación en la que pequeño Álvaro perdió la vida.

Los padres sostienen que aquel día sus vecinos, una pareja de origen británico, se llevaron a su hijo sin su consentimiento, y que minutos después el pequeño aparecía ahogado en el agua. La jueza, que llegó a cerrar el caso en su momento, lo ha reabierto. El procedimiento se encuentra en instrucción, y la magistrada quiere oír las declaraciones tanto de la pareja bajo sospecha como de la madre del niño muerto, presente aquel fatídico día. 

La mujer, Jhoselynne Rosario, explica que ese día recibieron en su casa de Camposol la visita de su madre y del esposo de esta, junto con sus dos hermanas pequeñas, ambas menores y una de ellas con Síndrome de Down. Relata la madre de Álvaro que, al ser tantos parientes, salieron a por comida para todos y, al regresar con la compra, se les cerró la puerta, por lo que recurrieron a sus vecinos ingleses, para que les echasen una mano con las herramientas, para abrirla, ya que la menor con síndrome de Down estaba dormida dentro de la vivienda, sola. Mientras el vecino, David, procedía a forzar la puerta, la esposa de este «repentinamente, cogió a mi hijo Álvaro en brazos sin pedirme permiso y lo llevó a su vivienda, desantendiendo las llamadas que le hice diciéndole que no lo hiciera», asegura la madre y así consta en su denuncia ante la Guardia Civil. El inglés logró abrir la puerta, Jhoselynne Rosario fue a comprobar que su hermana discapacitada estaba bien y, tras corroborarlo, «inmediatamente me dirigí a la vivienda de los vecinos, para recuperar a mi hijo». Pero no lo volvió a ver vivo.

«Se lo llevó sin permiso», dice entre lágrimas. Al llegar, tal y como afirma Jhoselynne Rosario, la vecina le dijo «con un gesto» que su hijo, de apenas 23 meses, había salido de su propiedad. La madre vio que no estaba en el jardín y comenzó a buscarlo por la zona, gritando, llamándolo, «salí corriendo a buscar a mi hijo por las calles y el resto de mi familia hizo lo mismo», manifiesta. Pasó un cuarto de hora cuando vio salir a su vecina, descalza y en bañador, «saliendo de su casa, corriendo, como huyendo». Su padrastro, mientras, la llevó en coche a buscar a Álvaro por la zona, la urbanización Camposol. «Después de recorrer los alrededores de la vivienda en coche, y al volver tras unos diez minutos, escuché a mi madre gritar desde mi casa al ver a mi hijo tumbado junto a la piscina de mi vecina. Y a mi vecina dentro, tras haberlo sacado del agua», denuncia la mujer. 

Añade que el vecino inglés, «salió, se subió en su coche y se marchó del lugar a gran velocidad, con grandes aceleraciones». A su juicio, «dichos vecinos no hicieron nada, no llamaron a la Policía ni a una ambulancia». «Mi hijo Álvaro falleció en unas circunstancias totalmente anormales», sentencia la mujer.