La Guardia Civil ha destacado este miércoles las dificultades del trabajo que realiza el buque oceanográfico Ángeles Alvariño en la búsqueda de las niñas Anna y Olivia, desaparecidas en Tenerife junto a su padre el pasado 27 de abril, debido a la compleja orografía de los fondos marinos canarios.

Fuentes de la Guardia Civil han señalado que los rastreos se están produciendo en zonas con profundidades de hasta 2.000 metros con muchos desniveles debido a su origen volcánico. Han insistido en que no se trata de una llanura oceánica sino de una superficie con diferentes accidentes geográficos que añaden complejidad al trabajo del buque del Instituto Español de Oceanografía.

Las fuentes han indicado que, tras el hallazgo de una botella de buceo y una funda nórdica, propiedad del padre de las niñas, no se ha vuelto a encontrar otros objetos aunque el rastreo del Ángeles Alvariño continuará al menos hasta el próximo lunes. El barco trabaja ininterrumpidamente durante todo el día y la noche y la búsqueda continúa en la zona acordada por la tripulación del Ángeles Alvariño y la Guardia Civil a partir del geoposicionamiento del móvil de Tomás Antonio G.C. la noche del 27 de abril, cuando se hizo a la mar en dos ocasiones sin las niñas.

Los objetos recuperados serán enviados al Servicio de Criminalística de la Guardia Civil en Madrid para analizarlos por si ellos se encontrara algún indicio sobre el paradero de las niñas y su padre.

Por su parte, el entorno de la madre mantiene la esperanza de encontrar a las niñas al considerar que el padre huyó con ellas en algún barco. A través de sus redes sociales y de SOS Desaparecidos mandan a diario mensajes y cartas dirigidas, muchas de ellas, a Tomás G. para que regrese a la isla con las menores. En su última convocatoria, piden inundar las redes de velas blancas "en señal de luz para que Tomás, Anna y Olivia regresen a casa como el marinero que ve el faro".