La Audiencia de Alicante ha condenado a seis años de prisión a un hombre acusado de violar a una joven a la que acababa de conocer en un pub del casco antiguo de Alicante, según la sentencia a la que ha tenido acceso este diario. El fallo declara probado que durante la violación el acusado propinó varias bofetadas y le escupió en la cara, colocándole un collar de perro, del que tiraba en reiteradas ocasiones. El fallo le impone siete años de orden de alejamiento de la víctima y a indemnizarla con 12.000 euros por los daños morales.

Los hechos ocurrieron la madrugada del 9 de julio de 2017 en que acusado y víctima se conocieron en un pub del casco antiguo de Alicante y se intercambiaron los teléfonos. Durante toda la noche estuvieron en contacto por WhatsApp, hasta que finalmente fueron a casa de él para mantener relaciones sexuales. El acusado, de 31 años de edad, aseguraba que fue una relación consentida, hecho que ha descartado la Sección Décima de la Audiencia atendiendo a la declaración de la víctima, a la que da total credibilidad.

La sentencia recuerda que la mujer, de 28 años, relata «la existencia de una actuación inicialmente consentida que se transmuta en inconsentida por la violencia del autor y lo extravagante de su ejecución». El fallo declara probado que el acusado la escupía, la abofeteaba y le obligaba a cumplir sus deseos sexuales mientras le decía «soy tu amo». La mujer aseguró que se negó a dar su consentimiento a estas prácticas y que «se vio constreñida a padecerlos por el escenario de violencia e intimidación en el que se encontraba». Una versión que para la sala es más creíble que el testimonio «meramente exculpatorio del acusado».

El fallo asegura que «carece de racionalidad sostener que si era ella la que demandaba esas prácticas extremas solicitase a su amiga por vía telefónica que la sacara de allí». La sala da credibilidad al hecho de que la mujer actuara por temor algún daño por la situación en la que se encontraba: en casa del acusado y sola con él, que tiene una envergadura y una constitución física superiores a los de ella. «Además el acusado reiteradamente le demandaba comportamientos sexuales acompañados con muestras de violencia (bofetadas y sujeción con un collar) que, por más que el acusado percibiera como estímulos para la relación sexual, la víctima los asumía como amenazas a su integridad y le infundían temor, lo que impedía su defensa, accediendo a ver doblegada por ese motivo su voluntad», argumenta el fallo.