Norbert Feher pasará el resto de sus días en prisión. El criminal, más conocido como Igor el Ruso, ha sido declarado culpable esta mañana, por el jurado popular de la Audiencia de Teruel, del triple asesinato alevoso (a traición) del ganadero José Luis Iranzo y de los guardias civiles Víctor Romero y Víctor José Caballero, a quienes mató a tiros en dos casas de campo, muy próximas la una de la otra, en el término municipal turolense de Andorra, al atardecer del 14 de diciembre del 2017.

Cada uno de los dos primeros asesinatos lleva aparejados 25 años de cárcel, mientras que al tercero, la fiscala, aplicando el Código Penal y la jurisprudencia del Tribunal Supremo, le corresponde la pena de prisión permanente revisable, en realidad la denominación actual de la cadena perpetua.

El ministerio público ha incluido en el asesinato de los agentes el delito de atentado contra la autoridad pública y ha subrayado que en lo que se refiere a los guardias civiles se produjo la circunstancia agravante de ensañamiento, dado que descargó sobre ellos los cargadores de las dos pistolas con las que los mató por la espalda y que, una vez abatidos, los remató estando en el suelo, buscando causarles todavía más dolor.

El jurado, que ha dejado claro que las víctimas "no tuvieron ninguna posibilidad de defensa", ha considerado asimismo probado, al final de un juicio que empezó el pasado 12 de abril, que Igor el Ruso es culpable de un delito de tenencia ilícita de armas (3 años de cárcel) y de tres delitos de robo con violencia, el del vehículo del ganadero y los de las armas que portaban los agentes, así como de algunas de otras pertenencias profesionales y personales. Cada uno de estos robos lleva aparejados cuatro años de prisión.

Actuó como un lobo solitario

Sin embargo, el tribunal popular no ha considerado probado que Norbert Feher, ya condenado en febrero del 2020 a 21 años de cárcel por dos homicidios en grado de tentativa en Albalate del Arzobispo, perteneciera a una organización criminal cuando cometió los hechos objeto del juicio. Se verifica así la línea de investigación seguida por la Benemérita, que calificó al criminal de lobo solitario. Por contra, los jurados han establecido que entró en contacto con otros peligrosos delincuentes cuando vivió en Italia, donde dejó asimismo un reguero de sangre.

En el país transalpino, de donde procedían dos de las armas que se le incautaron tras su detención el 15 de diciembre del 2017 cerca de Cantavieja, tras sufrir un accidente en la pickup robada a José Luis Iranzo, ya fue condenado a cadena perpetua.

Las indemnizaciones contempladas por la fiscala, Carmen Continente, totalizan más de 1.900.000 euros, a razón de 711.734 euros para la familia del ganadero Iranzo, 760.000 para los deudos de Víctor Romero y 430.000 para los de Víctor Jesús Caballero. Varían de uno a otro debido al número de personas del círculo familiar más íntimo y a su grado de parentesco.

Un jurado "intachable"

Los letrados de las familias (Enrique Trebolle, Jorge Piedrafita, Mariano Tafalla y Ramón Castro) han intervenido una vez emitido el veredicto para solicitar indemnizaciones superiores a las solicitadas por el ministerio público. Trebolle ha elogiado la labor "intachable" de todos los miembros del jurado popular y ha basado su petición de 2,7 millones de euros en que el ganadero fue asesinato "en la flor de la vida".

También ha intervenido el abogado Jesús Ángel Jordán Vicente, representante de la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC), que ha matizado, al igual que el resto de letrados, las sumas y la valoración de los delitos.

El abogado defensor, Juan Manuel Martín Calvente, que pedía condena por homicidio en el caso del ganadero y la absolución por autodefensa en el caso de los guardias civiles, ha tomado la palabra y ha dado las gracias al jurado por su veredicto, "aunque no me haya sido favorable".

Luis Manuel Alquézar, de la asociación Amigos de Iranzo, ha mostrado esta mañana su "alegría" y la del resto de miembros de la entidad por el veredicto del jurado y espera que el peso de la ley caiga sobre el autor del "triple asesinato".

Amigos de Iranzo: "Aún queda mucho recorrido"

Pero ha advertido que el asunto no quedará zanjado cuando el magistrado presidente del tribunal popular dicte una sentencia conforme a las peticiones de las partes. "Este caso aún tiene mucho recorrido", ha dicho Alquezar. "Falta por averiguar qué pasó entre los días 5 y 14 de diciembre para que, cuando se produjo el triple crimen tras el doble homicidio frustrado de Albalate, no se organizara un dispositivo de seguridad acorde con el riesgo que entrañaba la presencia de un peligroso criminal en la zona", ha afirmado.

De hecho, ha añadido, las familias siguen otro procedimiento legal en el que se pide la responsabilidad civil del Estado. "Quienes estaban esos días al mando de las fuerzas de la Guardia Civil deben explicar qué falló de forma tan clamorosa, por qué, tras los disparos de Albalate del Arzobispo, que hirieron a dos personas, no se equipó debidamente a los agentes y se recurrió a las unidades especializadas de la Benemérita", ha manifestado.

"En el juicio, a tenor de la declaración de miembros de la Benemérita, ha quedado claro que los guardias que fueron a los mases del Saso y del Zumino no iban debidamente equipados para el riesgo al que se enfrentaban", ha asegurado.

El relato de los hechos

En el objeto del veredicto, leído íntegramente esta mañana por una persona del jurado, se afirma que el acusado actuó protegido por la oscuridad y de forma sorpresiva, matando a sus tres víctimas para que estas no descubrieran "los hechos delictivos cometidos con anterioridad". A Iranzo, de 41 años, le disparó dos veces, la segunda desde muy cerca, cuando este entró en su propiedad del paraje de El Saso.

Su padre, que se hallaba cerca, oyó las detonaciones y llamó dos veces a la Guardia Civil, que se desplazó al lugar del hecho en varios vehículos. Uno de ellos se detuvo ante el mas del Zumino, próximo a la casa del primer crimen, al ver un automóvil con las luces encendidas. Allí se apearon los guardias civiles Víctor Romero y Víctor Jesús Caballero, de 30 y 38 años, que llevaban chalecos antibalas. Igor el Ruso los abordó por la espalda, ya a una hora sin luz, y, estando "oculto", les disparó a las piernas y los glúteos hasta agotar la munición, tras lo cual los remató en el suelo, según los hechos probados. El primero recibió cuatro disparos y el segundo, siete. Ninguno presentaba lesiones en las manos.

Después, tras quitarles las armas y las pertenencias, huyó en la furgoneta tipo pickup de Iranzo, hasta sufrir un accidente que lo dejó inconsciente en la cuneta cerca de Cantavieja, donde sería detenido cerca de las tres de la madrugada del día siguiente. Se le incautaron cuatro armas de fuego y se halló otra escondida en una de las casas de campo, pero en un estado que no permitía su uso.

No hubo legítima defensa

Los jurados establecen que el vehículo de los agentes a los que mató no llevaba distintivos del cuerpo. Asimismo fijan por unanimidad que no se ha probado que el segundo disparo que recibió Iranzo fue efectuado para provocarle un mayor sufrimiento. Tampoco, por otro lado, consideran probado que los agentes fueran de paisano, sin el uniforme de la Benemérita, en contra de la opinión de la defensa.

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Descartan los jurados también por unanimidad que, pese a lo mantenido por la defensa, El Ruso se limitara a reaccionar con el fin de salvar su vida al sentirse en peligro. Así, subrayan que los crímenes los cometió "de forma consciente y voluntaria y con alevosía", buscando no ser descubierto por sus delitos anteriores. En lo que respecta a los agentes, incurrió en "ensañamiento".

Uno de los puntos del objeto del veredicto se refiere la posibilidad de solicitar el indulto del acusado, pero los jurados los descarta de forma tajante, ya sea total o parcial.