"Yo no quería, era mi hermano", lloraba la joven, cuando pasó al Juzgado de Guardia y, de ahí, a prisión provisional. Este lunes, en el banquillo del Palacio de Justicia de Murcia, volvía a decir: "soy culpable". El Ministerio Fiscal pedía 15 años de cárcel para Hagatha, la chica acusada de haber matado a su hermano, Wellington, de 27 años, de una puñalada en el abdomen tras una pelea desencadenada por una partida de póquer el 14 de julio de 2018, cuando ambos estaban de vacaciones con su familia en una casa alquilada en la población de El Cocón, en el municipio de Águilas. Al reconocer los hechos y mostrar arrepentimiento, la pena disminuirá: se consideran, Código Penal en mano, atenuantes.

En su declaración de este lunes, la joven, muy nerviosa, apuntó que tenía lagunas de lo que sucedió en aquella casa de El Cocón. Especialmente le faltan recuerdos tras caer al suelo, al haberle pegado a ella su hermano, indicó a la Sala. Algo que lo que era su pareja entonces, y testigo del crimen, también subrayó: "Wellington la golpeó en el suelo, le dio patadas y puñetazos", dijo.

Los hechos se remontan al 14 de julio, cuando la acusada (de 18 años en ese momento) estaba de vacaciones en la vivienda alquilada con su hermanastro (de 26 años), la madre de ambos y un amigo de esta última. Además, en la casa también se encontraba la pareja sentimental de la acusada con una hija menor de edad, su hermano y la madre de ambos, así como un amigo.

Después de comer, entre las 16.00 y las 16.50 horas, se pusieron a jugar una partida de póquer en el porche de la vivienda. En un momento dado, la víctima mortal recriminó a su hermanastra estar haciendo trampas, diciéndole que lo que tenía que hacer era no beber más.

"Una única y certera puñalada"

Todo ello motivó que la pareja sentimental de la acusada le llamara la atención para evitar problemas, iniciándose una discusión entre ambas. En la pelea intervino la víctima mortal, dando un empujón a su hermanastra, después de golpearse ambos recíprocamente.

La acusada cayó entonces sobre el suelo de piedra del porche donde siguió siendo golpeada por su hermanastro hasta que la madre de ambos se echó encima de ellos, logrando que la dejara tranquila.

Acto seguido, el hermanastro se metió a la habitación de la casa donde tenía sus cosas, manifestando su intención de marcharse. Mientras tanto, la acusada estaba inconsciente a consecuencia del golpe recibido tras caer al suelo, por lo que la levantaron y la sentaron en una silla, echándole agua y poniéndole paños mojados sobre la cara para que se reanimara.

Finalmente, lograron que se recuperara, abriendo de pronto los ojos, empujando a los que tenía delante atendiéndola y metiéndose corriendo en el interior de la casa, de donde cogió un cuchillo de cocina con mango y filo cortante serrado acabado en punta, con una longitud de hoja de unos 10,5 centímetros.

A continuación, la acusada se dirigió directamente hasta la habitación donde se encontraba Wellington y "con ánimo de poner fin a su vida", le asestó una única y certera puñalada de arriba abajo, prácticamente vertical, en el abdomen, según el relato del Fiscal.

La víctima reaccionó a la puñalada agarrando a su hermanastra y golpeándola en cara y cabeza mientras que la sangre le salía a borbotones por el costado. Finalmente, el resto de familiares y amigos pudieron separar a ambos, mientras la acusada "permanecía impasible aun con el cuchillo en la mano con el brazo ya bajado", según las mismas fuentes.

La víctima salió de la habitación y cayó desplomado sobre el suelo del comedor de donde lo sacaron hasta el porche. Su madre intentó taponarle la herida mientras llamaban a la Policía Local y a los Servicios de Urgencias.

Mientras tanto, la acusada procedió a asearse, quitándose la ropa que llevaba y duchándose, para quitarse de encima la sangre de su hermano que le había salpicado, saliendo después a la parte exterior de la casa, echándose sobre el suelo, llorando, y lamentándose de lo que había hecho.

Al llegar los servicios de emergencias, trataron de reanimar a la víctima, trasladándola posteriormente al Rafael Méndez de Lorca, donde falleció ese mismo día.

La acusada, que permanece en prisión provisional desde el 16 de julio de 2018, sufrió como consecuencia de los golpes recibidos por su hermanastro multitud de hematomas y erosiones por todo el cuerpo, algunos de grandes dimensiones.

El Fiscal añade que la acusada, en el momento de los hechos, no presentaba "ninguna afectación de las bases psicobiológicas que conforman la imputabilidad, no padeciendo enfermedad ni trastorno psíquico de suficiente entidad como para perturbar sus facultades cognitivas o volitivas".