Narcos, bandas latinas, atracadores, bravucones en general y algún coleccionista aislado. Ese era el nicho de mercado de un presunto traficante de armas rumano, actualmente huido en Estados Unidos, que presuntamente lideraba una organización que ha puesto cientos de pistolas, revólveres y fusiles en el mercado negro durante años. Hasta que la sección de Información de la Guardia Civil de la Zona de Valencia, en colaboración con la Unidad Central Especial (UCE3) le ha puesto coto al negocio del fugitivo con la Operación Treta.

De momento, hay nueve detenidos y seis investigados. Dos de los primeros ya están en prisión desde la semana pasada: un colaborador en Madrid y el lugarteniente del cabecilla, un alicantino residente en Monforte del Cid que era el auténtico 'manitas' del grupo. De hecho, según las acusaciones que pesan sobre él, desde su taller casero no solo modificaba las armas que importaban como detonadoras (de fogueo) hasta convertirlas en armas de fuego real, sino que también manipulada esa misma munición para transformarla en letal.

El sistema era simple, desmontaba el cartucho de fogueo, le introducía una bola de plomo, aumentaba la cantidad de detonante y acelerante y la cubría. Y listo. Así, con calibres distintos, aunque principalmente trabajaban los cartuchos de 9 milímetros.

Pistolas 'de fogueo' a 500 euros

La investigación partió de Información de la Zona, en València, a finales del año pasado, tras rastrear la venta de pistolas detonadoras a través de un portal de anuncios de internet. Quienes respondían al anuncio ya sabían que no iban a ser de fogueo ni costar los 100 euros de estas armas, sino que deberían desembolsar cinco veces más, 500 euros, porque las vendían ya transformadas en armas y munición reales. De momento, ninguna de ellas ha sido detectada en ningún delito violento.

Poco antes de decretarse el primer estado de alarma, el jefe, con antecedentes por tráfico de armas en Rumanía, país del que traía la mayor parte de la mercancía, se fue a Estados Unidos. Eso y la brutal bajada de las ventas provocada por el confinamiento y el frenazo a la delincuencia que supuso este obligaron a posponer las detenciones, que finalmente se planificaron para finales de noviembre. Ha habido arrestos y registros en Alicante, Murcia, Guipúzcoa, Madrid, Ciudad Real, Barcelona y Granada.

Los agentes han intervenido a la organización 26 armas cortas (pistolas y revólveres), 10 armas largas, 9.928 cartuchos metálicos de diferentes calibres (incluida munición de guerra, un silenciador y dos cargadores. Además, les confiscaron maquinaría y útiles para la modificación de las armas, tres máquinas para fabricación artesanal de munición metálica, 20.195 euros en metálico, 161 plantas de marihuana (con un peso aproximado de 42 kilos), dos kilos más de cogollos de marihuana ya lista para la venta, así como dos carteras policiales con los logotipos de la Guardia Civil y de la Policía Nacional (con insignia policial y carnet falsificado), 31 carnets militares en blanco, una gorra de uniforme de la Policía Nacional, una placa del mismo cuerpo, grilletes, un chaleco identificativo de Policía Local, llaves de pugilato, machetes de grandes dimensiones, navajas automáticas y spray de defensa.

A ello se suman dispositivos móviles e informáticos y abundante documentación que ahora deberá ser examinada por los analistas del Servicio de Información de la Guardia Civil.