Se llama Cristina Amparo B. G., tiene 24 años y hasta hace poco más de dos era una joven más de Cullera, que incluso pertenece, desde hace casi 10 años, a una de las 15 comisiones falleras de la localidad y trabajaba como cocinera en uno de los restaurantes más reconocidos del municipio. La presunta yihadista detenida el pasado miércoles en su apartamento de la playa de San Antonio de Cullera, tal como adelantó en exclusiva Levante-EMV, ingresó este viernes en prisión por orden del titular del Juzgado Central de Instrucción número 1 de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, tras constatar que Cristina B. G. pretendía viajar a finales de este mes de noviembre a Siria -tenía ya comprado el billete-, donde pretendía integrarse en las filas del Daesh "como esposa de un muyahidin y convertirse en mártir".

Su alto grado de radicalización, que inició ella sola tras los atentados yihadistas de Barcelona y Cambrils de agosto de 2017, ha sorprendido a los expertos en terrorismo islamista de la Policía Nacional, ya que no es habitual ese proceso en una mujer española sin raíces musulmanas, máxime en este momento, ya que las organizaciones terroristas en la zona sirio-irakí están en franca decadencia desde hace dos años.

De hecho, Cristina B. G. es la primera española detenida por pretender unirse a los grupos terroristas asentados en Siria desde febrero de 2017, cuando fue arrestada en Alicante la murciana Dolores Hidalgo cuando iba a irse a la zona de conflicto con sus cuatro hijos. Hidalgo está condenada a cinco años de cárcel. Según recordó ayer la Dirección General de la Policía Nacional, son ocho las mujeres arrestadas desde 2014 en esas circunstancias.

La joven se había convertido al Islam tiempo atrás y utilizaba con habitualidad el niqab -el pañuelo en la cabeza-. Además, había roto el vínculo con muchas de sus amigas y el proceso de radicalización iba dejando suficientes muestras como para que llegara a oídos de la Brigada de Información de la Jefatura Superior de Policía de València, que empezó a someterla a vigilancia hace meses, después de constatar que había intentado radicalizar a sus amigas haciéndoles llegar la propaganda.

Envió 5.000 euros al Daesh

En enero del año pasado, según informó este viernes la Policía, viajó a Turquía y entró en contacto "con miembros de las estructuras yihadistas asentados en el noroeste de Siria". Tras su regreso a Cullera, "continuó manteniendo de forma permanente dichas interacciones llegando a enviar cerca de 5.000 euros a miembros de Daesh a través de facilitadores asentados en ese país".

La ahora encarcelada mantuvo conversaciones constantes "con los combatientes terroristas, a quienes animaba a continuar con la yihad violenta y a los que se ofrecía como esposa" . En concreto, pretendía viajar a Idlib para casarse con un muyahidin residente en esa ciudad siria, a quien había conocido en septiembre pasado a través de las redes sociales.

Desde ese momento, dejó su trabajo como cocinera y se dedicó en exclusiva a reunir dinero "por medio de ilícitos penales" para costearse el viaje a Siria. Su plan era viajar a Idlib a través de Turquía, con documentación falsa para camuflar su nacionalidad española y la ayuda de uno de los pasadores del Daesh.

La investigación policial, en la que han participado la Comisaría General de Información y las brigadas de Información de València y Málaga, con el apoyo del CNI y de Europol, ha permitido saber que esa radicalización comenzó tras los atentados de Barcelona, cometidos el 17 de agosto de 2017: la ahora encarcelado realizó más de 150 consultas por internet, en busca de documentación salafista, entre ella, la guía de la Yihad.

Los agentes han realizado vigilancias físicas y telemáticas, así como seguimientos e intervenciones telefónicas y de publicación en redes sociales (Facebook, Instagram, Whatsapp y Telegram). Su intensa actividad e implicación ha llevado a la Policía a considerarla "miembro de las estructuras yihadistas".

Tanto es así, que el juez Pedraz decretó ayer su ingreso en prisión "por la naturaleza de los hechos y el riesgo de que eludiese la acción de la Justicia". De hecho, la inminencia de su viaje a Siria y que hubiese aplaudido la reciente decapitación de un profesor francés por mostrar las caricaturas de Mahoma a sus alumnos llevó a la Policía a detenerla sin esperar a más.

Cullera, en shock

Cristina B. está acusada de "integración en organización terrorista, financiación, desplazamiento a zona de conflicto y apología del terrorismo" y se le ha intervenido abundante material electrónico y documentación, tal como adelantó este diario.

La detención de la joven ha causado una honda conmoción en Cullera, donde era muy conocida. La joven estudió en el colegio concertado de La Milagrosa y después cursó un módulo de cocina en el IES Joan Llopis Mari, ambos de Cullera.

Además, pertenecía a la Falla Raval de Sant Agustí desde hace cerca de una década. Aunque causó baja durante un par de años, había vuelto a apuntarse el año pasado, al ser elegida como fallera mayor de esa comisión una de sus mejores amigas.