"Es un milagro, pero hasta que no lo tenga bien en casa no estaré tranquilo". Así, entre resoplidos, esperaba este miércoles Abdeljail Buamar la salida de su bebé de la UCI pediátrica del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). El pequeño Mansef, de tan solo 17 meses, se precipitó poco antes de las cuatro de la tarde desde el tercer piso del barrio del Palais en el que vive junto a sus padres y sus dos hermanas de 6 y 8 años. Milagrosamente solo sufrió la rotura de tres costillas y golpes leves en la cabeza y el abdomen, lo que llevó a varios vecinos a referirse a él como "el bebé milagro" de Oviedo.

La criatura aprovechó un despiste de apenas unos segundos de su madre para asomarse a la ventana. Según explica el padre, él volvía de recoger a sus otras dos hijas, llamó a la puerta y al mismo tiempo que su mujer le abría el bebé estaba precipitándose a una pequeña zona verde de un aparcamiento al que da la vivienda. "Al instante llamó un vecino para avisar que el niño estaba tirado en la calle", relata.

Inmediatamente toda la familia bajó en su auxilio. Un ciclista que pasaba por la zona se encontraba ya acompañando al pequeño que parecía muy entero pese a la gravedad del accidente. "Respiraba bien, tenía los ojos abiertos, miraba a la gente que estaba allí y hasta me llamaba papá", comentaba Abdeljail Buamar todavía conmocionado por un incidente que considera evitable. "Está claro que hay que ser muy cuidadosos con las ventanas", rezaba en voz baja el hombre, de origen marroquí, pero que lleva ya 30 años viviendo en España.

Lo sucedido generó un gran revuelo en el edificio, donde los vecinos aprovecharon una reunión de comunidad para comentar el accidente. "Pobre niño, estamos muy nerviosos", señalaba una residente del mismo edificio que se enteró de todo al ver llegar la ambulancia. Otros, mientras tanto, corrieron al hospital para tratar de solidarizarse con la familia. "Son gente muy trabajadora y buena", indicaba una vecina de la calle Juan Manuel Sánchez Ocaña, donde tuvo lugar el suceso.