Los siete acusados del asesinato del alcalde de Polop fueron absueltos este martes en la Audiencia Provincial después de que un jurado les exonerara del crimen. La magistrada Cristina Costa dictó la sentencia 'in voce' al conocer la resolución del tribunal popular. El veredicto se alcanzó poco después de un día de deliberaciones y por una mayoría muy ajustada: con un resultado para casi todos los acusados de cinco votos de no culpabilidad frente a cuatro favorables a la condena. Para la absolución bastaban cinco mientras que para condenar se necesitaban hasta siete.

Ninguno de los siete acusados ha sido considerado responsable del asesinato de Alejandro Ponsoda, que recibió un disparo en la cabeza cuando regresaba a su casa en la pedanía polopina de Xirles la noche del 19 de octubre de 2007. El principal acusado del crimen era Juan Cano, sucesor de Ponsoda en la Alcaldía, y a quien los investigadores atribuían haberlo encargado en un reservado del club de alterne Mesalina de Finestrat con la mediación del empresario Salvador Ros, así como de Pedro Hermosilla y Ariel Gatto, propietario y gerente del prostíbulo respectivamente. Todos ellos fueron declarados no culpables de la autoría intelectual del asesinato por cinco votos a cuatro, con la excepción de Hermosilla, para quien el resultado fue de seis votos a tres.

La declaración de un testigo protegido, que trabajó como portero en el burdel, era uno de los pilares del caso. Éste trabajador, que había sido mercenario en África, aseguró que los encausados le ofrecieron en la sala vip del club cometer el asesinato por 35.000 euros durante una fiesta en el verano de 2007. El testigo sostuvo que rechazó el encargo pero implicó además en su declaración a los que se han sentado en el banquillo como presuntos autores materiales del crimen: el español Raúl Montero y los checos Radim Rakowski y Robert Franek. En el juicio, el testigo matizó que no sabía si ellos habían cometido finalmente el asesinato.

Contradictoria unanimidad

El jurado declaró no probado por mayoría las reuniones en la sala vip del Mesalina con el testigo protegido para organizar el asesinato. Y, por unanimidad, no han visto acreditados los contactos con las tres personas que se han enfrentado a la acusación de la autoría material, ni que ninguna de ellas disparara.

Ha desconcertado a algunas partes que, pese a esta unanimidad, cuando el jurado se ha tenido que pronunciar sobre la culpabilidad de los tres, el resultado reflejado de la votación haya sido el mismo que para el resto, cinco votos frente a cuatro. La abogada de Robert Franek, Mariana Ivanov, atribuyó esta discrepancia a "un error" y que para ella el veredicto era por unanimidad, mientras que Vicente Guerri, que ejerce la acusación particular en nombre de las hijas del alcalde asesinado, consideró que se trataba de una resolución contradictoria y que iba a solicitar el acta de votación.

Tanto la Fiscalía como la acusación particular, que reclamaban penas de entre 25 y 27 años de cárcel para los encausados, ya avanzaron este martes que estudiarían el contenido de la futura sentencia para valorar si recurren la absolución frente al Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad (TSJ). También cabe recurso ante el Supremo.

Pese al sentido del veredicto, la resolución no dejó satisfechas a las defensas, que esperaban una decisión unánime. "Me aterra que cuatro miembros del jurado hayan dado credibilidad al testimonio del testigo protegido", dijo Francisco González, letrado de Hermosilla, a pesar de que su defendido tenía más votos favorables a la no culpabilidad que el del resto de los acusados.

Tras conocer el fallo hubo contenidas expresiones de alegría y alguna lágrima de emoción en una sala en la que la mayoría de público eran familiares y allegados de Juan Cano. El exalcalde de Polop no quiso hacer manifestación alguna. "Soy inocente, una persona normal. Dejadme tranquilo. Ya habéis manchado mi imagen durante diez años", espetó a los medios de comunicación que le estaban esperando a su salida de la Audiencia Provincial.

Cano fue detenido a finales de noviembre de 2009 como presunto autor intelectual del asesinato y estuvo en prisión durante ocho meses hasta que el juzgado le fijó una fianza de 20.000 euros.

"Fábula del testigo protegido"

Quien más se explayó este martes ante las cámaras fue Raúl Montero que, acompañado por su abogado de oficio José María Borja, pidió a las Fuerzas de Seguridad que buscaran a "los verdaderos culpables del asesinato". "Las hijas de Alejandro Ponsoda se merecen el descanso de que se les encuentre", e insistió en que los que se han sentado en el banquillo no tienen nada que ver con los hechos. "No ha ganado nadie porque una persona ha sido ejecutada de una manera horrenda", dijo. Y agregó que todos los acusados han sido "cabezas de turco" envueltas en estos hechos por "la fábula de un testigo protegido".

Por su parte, Robert Franek aseguró que las tres semanas de juicio habían sido "las más duras de mi vida" y que sí tenía miedo ante la amenaza de ser condenado a 27 años de cárcel. Su compatriota Radim Rakowski aseguró que lo único que quería era poder volver a su país para ver a sus hijos y nietos, a quienes no ve desde hace años.

"Ha terminado un calvario de once años por una mala investigación de la UCO", aseguró por su parte Salvador Ros, mientras que Pedro Hermosilla recalcó que "nos hemos comido trece años por la cara, aunque al final la Justicia nos ha dado la razón". En la misma línea se mostró Ariel Gatto, que dijo estar feliz con el veredicto y con voluntad de olvidar. "Lástima que haya pasado tanto tiempo", dijo.

La noticia de la absolución cayó como un jarro de agua fría a las dos hijas de Alejandro Ponsoda, María y Fátima, con las que este periódico intentó contactar sin éxito. Fuentes cercanas a la familia aseguraron que estaban destrozadas.