Puntos de sutura en dos dedos de la mano izquierda, en el pulgar de la mano derecha y en el codo, más lesiones por quemaduras en las rodillas es el coste que ha tenido quepagar una vecina de Picanya (Valencia) por salvar a su perra Shira del ataque de dos canes de raza pitbull terrier, catalogados como perros potencialmente peligrosos por la ley española.

Maribel aún relata lo ocurrido con angustia. Los hechos sucedieron en la calle Jaime I de Picanya a primera hora de la mañana del viernes, cuando ella y su perra mestiza de tipo pekinés se disponían a cruzar un paso de peatones que está próximo a un pipi can y oyó los gritos de otro vecino diciendo que cogiera a su perra en brazos e inmediatamente vio como un pitbull corría hacia ella.

«Yo me giré con la intención de colocar a mi perra encima de un contenedor para ponerla a salvo pero no me dio tiempo porque el pitbull se abalanzó sobre mí y me tiró al suelo. Yo cogí a mi perra la metí debajo de mi cuerpo y me protegí la cara con mis brazos», explica y de ahí que haya recibido mordiscos en las extremidades. Pero lo peor es que un segundo perro pitbull, también del mismo dueño y que al igual qu el primero iba sin atar y sin bozal, según Maribel, se abalanzó sobre ella y empezó a estirarle de las piernas y a patearla. «Tengo hematomas por todas partes, tuve que ir al médico a que me pincharan para el dolor porque con las pastillas que me recetaron no era suficiente», narra.

Shira también salió mal parada pues un pitbull logró morderle una pata. Según relata esta vecina de Picanya era tal la fuerza y agresividad de estos canes que el dueño no podía separarlos «y menos mal que pasaron dos operarios de la brigada de limpieza municipal y ayudaron a quitármelos de encima, porque si no, creo que no lo cuento».

Maribel fue tratada de sus heridas en el centro de salud y llevó a su perra a un veterinario. Su marido, que bajó a la calle alertado por los gritos, llamó a la Policía Local quien cogió los datos del dueño, que llevaba a los perros sin atar y sin bozal «y afirmó que no estaban asegurados», señala el marido de la víctima.

Maribel confiesa que además del dolor de las heridas, lo peor es la ansiedad y el no poder dormir por las noches. «Me despierto sudando y cogiéndome con las manos la cabeza como cuando me atacaron», cuenta. Además, le da miedo salir a la calle a pasear a su perra, «ya que el dueño de los pitbulls vive a 50 metros».

Es por eso que ha decidido denunciar a este vecino por un delito de lesiones ante la Guardia Civil. También ha concertado una cita con el alcalde de Picanya, Josep Almenar «porque esto no puede volver a ocurrir». «Mi calle es muy transitada, está la parada de metro cerca y hay un parque infantil al lado, y si me ha hecho esto a mi imagínate a un niño a una persona mayor», confiesa Maribel que espera que el dueño de los pitbulls sea sancionado.