¿Cuánto vale la vida de una bebé de 18 meses muerta de forma violenta tras ser «zarandeada bruscamente»? Según el Juzgado de Lo Penal número 18 de València, concretamente 9.288 euros. Esa es la indemnización que tendrá que pagar el padrastro de la menor, acusado de provocarle un traumatismo craneoencefálico, al padre biológico de la niña en concepto de responsabilidad civil por la muerte de la pequeña Samara en Torrent en marzo de 2012. Será su único castigo al ser absuelto de los delitos de homicidio imprudente, lesiones agravadas y omisión del deber de socorro, por los que la acusación particular solicitaba penas que ascendían a los nueve años de prisión.

Pese a su absolución, amparada en el principio vertebrador del Derecho Penal de «in dubio, pro reo» (ante la duda, se favorecerá al acusado), la sentencia considera probado que la el procesado «cogió a la menor y la zanadeó bruscamente». Asimismo, como consecuencia de ello la pequeña Samara, de 18 meses, «sufrió un traumatismo craneoencefálico que le provocó, casi de forma inmediata, una crisis convulsiva». Tras once días hospitalizada en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) pediátrica del Hospital la Fe, la niña falleció el 20 de marzo de 2012.

El informe de autopsia realizado en el Instituto de Medicina Legal de València concluyó que la menor falleció de «muerte violenta por la destrucción de centros neurológicos vitales, secundaria a un traumatismo craneoencefálico con hematoma subdural, edema e hipertensión craneal».

Así, aunque la sentencia refleja que la muerte de la menor se derivó de una «actuación negligente» por parte del compañero sentimental de la madre de la niña, la ausencia de signos de maltrato o desatención anteriores, unido a la falta de pruebas que demuestren que el acusado era conocerdor de las graves lesiones que podía causarle al zarandear a la bebé, hace que el juez considere como leve su imprudencia.

«La conducta negligente desplegada por el acusado, ante la falta de prueba acerca de su gravedad, debe calificarse de leve», sostiene el fallo. Por ello se le absuelve del delito de homicido imprudente, al igual que de las lesiones agravadas y de la omisión del deber de socorro, cuyos cargos también había retirado el Ministerio Fiscal y solo mantenía la acusación particular, ejercida por el padre de la niña, representado por la letrada Lorena Zanón.

Dada la gravedad de su acción y del resultado mortal de la misma, la acusación solicitaba cuatro años de cárcel por el homicidio imprudente, tres por las lesiones agravadas y dos más por la omisión del deber de socorro. Así como el pago de 9.288 euros como indemnización por la muerte de la menor. La Sala solo ha estimado finalmente esta petición de resarcimiento económico.

Los hechos se remontan al 9 de marzo de 2012 cuando el acusado se encontraba a solas al cuidado de la hija de su pareja en el domicilio de Torrent donde convivían ambos con la niña y el hijo de éste -cuando le tocaba tenerlo-. «Por motivos que se desconocen, cogió a la menor y la zarandeó bruscamente, sin ser consciente de la trascendencia y de las posibles consecuencias de su acción», remarca la sentencia.

Versiones contradictorias

Las explicaciones que dio el acusado en el juicio, tras negarse a contestar a las preguntas de la acusación, distan mucho del relato de hechos probados. Según su versión, esa mañana su mujer se marchó pronto para ir al INEM y él le puso a la niña unos juguetes en el parque infantil mientras hacía «faenas de casa». En un momento dado se percató de que la pequeña estaba boca abajo y movía una pierna como «un espasmo». Intentó despertarla y la llevó al baño, donde le echó agua por la nuca. «Estaba en estado de shock, no sabía qué hacer», argumentó. Asimismo, alegó que en ese momento no tenía ni teléfono ni coche. Un vecino los trasladó al Hospital General de València.

Por su parte, la madre de la bebé dio versiones distintas durante la instrucción, ya que en un primer momento dijo que ella estaba la casa, para que su ex y padre de la niña no supiera que estaba conviviendo con otro, según alegó. Posteriormente, aseguró que cuando llegó al domicilio su pareja ya estaba saliendo por la puerta con la niña en brazos y éste le dijo que había tenido «como un ataque».

Sin embargo, «todos y cada uno de los médicos que intervinieron en el plenario coincidieron en señalar que el origen de las graves lesiones que presentaba Samara era traumático». El acusado y la madre de la niña trataron de hacer ver que lo ocurrido podría estar relacionado con una supuesta caída accidental en el parque unos diez días antes, cuando la menor se golpeó en la cara con un juguete. Los forenses lo descartaron al remarcar que el traumatismo causante de la muerte era reciente y compatible con un zarandeo.