Veinte días conviviendo con el cadáver de su hermana, de 50 años, en una vivienda de Alicante. Así ha estado una mujer de 53 años que relató a la Policía Nacional que pensaba que su hermana, pese a estar tumbada en el suelo, estaba viva, según explicaron a este diario fuentes policiales. La presencia de moscas, el olor y el tiempo que llevaban sin ver a las dos hermanas ni escuchar sus frecuentes peleas hizo sospechar a los vecinos. Dieron la voz de alarma y el cadáver fue descubierto el pasado miércoles.

El hallazgo se produjo el pasado miércoles sobre las diez de la noche en un inmueble situado en el número 34 de la avenida de Alcoy. El teléfono de emergencias 112 recibió un aviso de unos vecinos que aseguraban que hacía tiempo que no veían a dos hermanas que residen solas en dicho edificio y que además olía mal.

Agentes de la Policía Local de Alicante y efectivos de Bomberos se personaron inicialmente en el lugar. Llamaron a la puerta del piso, situado en una tercera planta, y nadie les abrió en un primer momento. Los bomberos desplegaron la escalera mecánica de su vehículo para observar desde el exterior y comprobar si había algo raro dentro de la casa.

Según indicó ayer una vecina de la zona, estuvieron con linternas mirando, pero al final no fue necesario que accedieran por el balcón porque una de las dos hermanas abrió finalmente.

La apertura de la puerta confirmó las sospechas que ya tenían algunas vecinas que se alertaron por la masiva presencia de moscas en una ventana de la vivienda.

Desde la entrada los agentes ya vieron parte del cuerpo de una persona tendida en el suelo y una vez accedieron al interior pudieron comprobar que se trataba del cadáver de una mujer con signos de descomposición.

Alerta a la comisión judicial

La Policía Local comunicó el hallazgo del cadáver a la Policía Nacional. La comisión judicial fue alertada y al lugar acudieron patrullas de la Brigada de Seguridad Ciudadana y agentes de la Brigada de Policía Científica. Aunque no presentaba signos de violencia, el hallazgo también fue comunicado al Grupo de Delincuencia Violenta para el esclarecimiento del caso. La autopsia confirmó al día siguiente que murió por causas naturales.

Los agentes se entrevistaron con la hermana de la fallecida y ante la falta de coherencia en su relato procedieron a trasladarla al Hospital de Sant Joan para someterla a una exploración psiquiátrica.

La hermana manifestó a los agentes que su hermana se cayó un día en su habitación y que no se podía levantar porque estaba débil. Ella dijo que tampoco pudo levantarla, por lo que optó por colocarle un pañal a su hermana y llevarle bebida. Además le colocó un cojín en la cabeza a modo de almohada.

De este modo estuvo aproximadamente unos veinte días, el tiempo que calcula el forense que podría llevar muerta la mujer.

La hermana de la fallecida no llamó por teléfono a los servicios de emergencias ni pidió ayuda a los vecinos del inmueble, lo que apunta a que pueda padecer alguna patología. Sin embargo, en el Hospital de San Juan le dieron el alta y la enviaron de nuevo a su domicilio con un diagnóstico de «amnesia de tipo histérico o disociativo».

Una vecina recordaba ayer que las dos hermanas no tenían luz en la casa y usaban velas. La mujer señaló que «siempre se estaban peleando» y aseguró que han intentado ayudarlas desde Cáritas y Servicios Sociales, pero «si no les abren la puerta al asistente difícilmente se les puede ayudar». Según esta vecina, un familiar se ha trasladado desde Madrid para atender a la hermana y no se descarta que la traslade a la capital española. Sería lo deseable para los vecinos para que pueda estar bien atendida.

Un cadáver momificado 17 años en la misma zona

A escasos cien metros del edificio donde apareció el cuerpo de una mujer de 50 años que llevaba veinte días muerta se produjo en octubre de 1991 otro macabro hallazgo. La Policía acudió a un inmueble para investigar un posible robo y en una de las habitaciones encontraron el cadáver momificado de un hombre que llevaba muerto casi 17 años. Murió durante la Navidad de 1974, cuando tenía 67 años, y hasta 1991 nadie entró en la vivienda. El año de su muerte se despidió de unas vecinas a las que dijo que iba a pasar la Navidad con sus hermanas. Nunca llegó a viajar. Tenía el equipaje preparado y murió en su cama de un infarto. Un ladrón entró a robar en 1991 y así descubrieron el cuerpo.