Testigos de las explosiones registradas este jueves en una fábrica de disolventes y residuos peligrosos ubicada en la localidad madrileña de Arganda del Rey han denunciado a Efe que ya es la segunda ocasión que se registra un incidente similar en esta empresa ubicada a pocos metros de centros educativos y viviendas.

"La fábrica ha explotado ya dos veces, la última vez en 2013. No sé cómo los gobiernos autorizan estas cosas", denuncia a Efe Mariano, un vecino del barrio de La Poveda de Arganda del Rey que ha visto cómo las explosiones han desplomado el techo de su garaje, a unos 400 metros de la fábrica, donde se guardan más de 70 vehículos.

"Está todo el techo casi hundido, hay coches arañados y en el bloque de viviendas hay ventanas a punto de caerse", explica este vecino que no comprende cómo se permite que este tipo de fábrica esté ubicada junto a zonas residenciales.

En un entorno de unos 500 metros a la redonda hay también cinco centros educativos -dos institutos, dos colegios y una escuela infantil- que han sido desalojados y en los que se ha sentido la onda expansiva.

"Estábamos en clase de inglés en la primera explosión (...). Hemos continuado con las clases hasta la segunda explosión, que ya nos han dicho que corriéramos todos y que cerrásemos las ventanas", ha explicado a Efe un alumno de segundo de bachillerato del IES La Poveda.

Su amigo Santiago estaba en clase en el momento de la explosión pero ha salido corriendo para recoger a su hermano, estudiante de la ESO.

"Estaban los niños metidos en el gimnasio. En el instituto las ventanas han retumbado, algunas ventanas se han abierto del golpe y los cristales se han roto porque han estallado objetos de la explosión contra los cristales pero por suerte no ha pasado nada", ha relatado a este joven, que tampoco se explica cómo es posible que haya sucedido una cosa así "dos veces" en poco tiempo y en la misma fábrica.

"No sé qué pinta una fábrica a 500 metros de zonas residenciales", se queja.

Piluca, dueña de una cafetería y pastelería de la zona, también ha explicado a Efe que estaban trabajando con normalidad cuando han escuchado "ruido y vibraciones". "Nos ha asustado y hemos salido a la calle", ha relatado.

"A los diez minutos ha sido la segunda explosión, que ha sido tremenda, y ahí es cuando hemos notado caer los cristales y el techo y nos hemos quedado fuera", ha dicho.

María Eugenia, que reside en un edificio cercano a la fábrica, la administración le ha dejado un mensaje en su teléfono fijo para pedirle que se quedase "confinada" en casa.

Y aunque se ha asustado mucho, su domicilio no ha sufrido daños, a diferencia de lo que ha sucedido en el de su vecina.