Una semana después de que el cuerpo sin vida de la pequeña Asunta Basterra, que hoy cumplía 13 años, apareciera sin vida en una pista forestal del municipio coruñés de Teo, y con sus padres en prisión por presunto homicidio, llega el momento de forenses y peritos. Los resultados de las numerosas pruebas toxicológicas y periciales que se realizan en Madrid son claves, pues determinarán cuando y cómo se cometió el crimen; si la pareja se confabuló para matar a su hija y planeó todo con antelación -como desde el principio sospechan los investigadores- , así como el papel que cada uno de ellos desarrolló aquella fatídica jornada. En caso de determinarse que existió premeditación y coautoría para dar muerte a la pequeña, los cargos contra la abogada Rosario Porto y su ex marido, el periodista Alfonso Basterra, pasarán de un presunto delito de homicidio a presunto asesinato.

El laboratorio de toxicología examina las muestras tomadas del cuerpo de la niña, pero también restos de la comida cocinada por su padre el día de su muerte ya que los tres comieron en casa de Alfonso el sábado en que Asunta fue asesinada. Además, fue su progenitor quien adquirió en una farmacia el medicamento de benzodiazepina que tomaba habitualmente su mujer por sus problemas psiquiátricos, el mismo con el que se drogó a la niña antes de ser asfixiada, según el avance de la autopsia que fija la muerte a las 21.00 horas del sábado, 21 de septiembre.

Los resultados de las nuevas pruebas permitirán conocer qué cantidad de Diazepán ingirió la pequeña, cómo le fue suministrado y a qué hora. Por otra parte, se determinará en qué tipo de alimentos o bebidas se le facilitó y también si la pequeña fue sedada en ocasiones anteriores, o qué tipos de medicamentos tomaba y la alergia que padecía. Cabe recordar que dos profesoras de música han denunciado que un día de julio Asunta llegó como "drogada" y su padre, que la llevó a clase, indicó que era por las pastillas de la alergia. Justificación similar a la aportada en el instituto a primeros de septiembre en una nota de su madre al faltar otro día a clase, en la misma época que una profesora de ballet recibió un SMS de Charo Porto en el que decía que Asunta no iría aquella tarde porque estaba "KO" por unas pastillas. También se analizan restos de un producto químico que tenía en la cara la niña y que pudo utilizarse para acelerar la asfixia en la toalla o almohada utilizada.

Los peritos judiciales analizan por su parte la cuerda naranja, un cordel destinado a liar alpacas, que apareció junto al cuerpo de Asunta y similar al de la bobina hallada en el registro de la casa familiar de Teo, a unos 5 kilómetros de donde apareció el cadáver. En este caso se analizan también varios cuchillos por si se usaron para cortar el cordel. Las comprobaciones de la cuerda se extienden a las señales que presentaba en muñecas y tobillos el cuerpo de la niña.

Hasta que lleguen los resultados de estas pruebas, y de otras consideradas claves para la resolución del caso, que no han trascendido y que se reserva para próximos interrogatorios el magistrado Vázquez Taín -un juez paciente que ha desarticulado grandes clanes de narcos tras varios años de investigación y esperó 9 meses hasta detener al ladrón del Códice Calixtino-, los agentes siguen recabando pruebas físicas. Así, se examinan los vehículos de Charo Porto y su exmarido, los efectos intervenidos en los registros, decenas de grabaciones de cámaras de seguridad de aquel día, se recogen testimonios y se rastrean los teléfonos de los imputados. El móvil del crimen en la que parecía una familia feliz sigue siendo la gran incógnita.