Un total de 839 personas han sido detenidas en España desde 2003 por su vinculación con el timo de las cartas nigerianas en torno al cual la Policía ha recibido cerca de 19.500 denuncias en siete años. Se trata de una estafa en la que se hace creer a la víctima que puede obtener una gran suma de dinero gracias a una millonaria herencia o un premio de la lotería a cambio de facilitar datos bancarios.

Se trata de un timo que comenzó a detectarse a mediados de la década de los 80 y de la que aún siguen siendo víctimas decenas de miles de personas de los cinco continentes. Principalmente, los estafadores son grupos organizados integrados por ciudadanos nacionales de Nigeria, de donde proviene su nombre. Estos grupos consiguen remitir diariamente, y principalmente desde España, miles de cartas o correos electrónicos a ciudadanos de la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá, Australia u Oriente Medio. La gran mayoría de sus receptores hacen caso omiso de los mismos. Pero este 'mailing' masivo conlleva también una numerosa respuesta de personas que, por ingenuidad o avaricia, responden a esas misivas y caen finalmente en la trampa.

En unas ocasiones, el estafador, -solicitando absoluta confidencialidad para lograr el éxito de la transacción-, se presenta como representante, abogado, familiar o médico de un millonario enfermo de un país africano, o de un político o alto cargo fallecido en accidente. En la misiva se informa de que esta persona posee una fortuna de varias decenas de millones de dólares depositados en alguna entidad bancaria de un país africano o en una empresa de seguridad europea. Tras varias conversaciones, los estafadores se van ganando la confianza de la víctima. Ésta les envía sus datos personales y su número de cuenta donde poder recibir el dinero de la herencia que supuestamente compartirán. El timado recibe incluso un documento, siempre falso, emitido supuestamente por la entidad depositaria de la herencia millonaria en la que se acredita haber recibido la orden de transferencia a favor de la víctima. Pero antes de materializarse ese ingreso, que nunca llegará a producirse, comienzan los problemas y es necesario que la víctima facilite un dinero para diversos gastos de gestión, impuestos o sobornos a terceras personas. Las víctimas, atraídas por los beneficios que creen que van a obtener, realizan las primeras transferencias a los delincuentes quienes, de aportar más fiabilidad a la trama. Cada vez piden más, hasta que finalmente la víctima se percata de la estafa y los timadores desaparecen.