La Policía Nacional detuvo en Murcia a dos sudafricanos como presuntos autores de una estafa, por valor de 20.000 euros, a un empresario murciano al que engañaron con el timo de los 'billetes tintados'.

La víctima denunció en la Jefatura de Murcia que había sido estafado por dos personas que se personaron en su empresa, del sector eléctrico, haciéndose pasar por agentes comerciales y le ofrecieron una partida de repuestos y componentes técnicos para la fabricación de sus productos.

Tras varias visitas, el empresario contactó con ellos en un hotel de Murcia, donde se hospedaban, y cerraron la supuesta operación comercial por importe de 60.000 euros, tras lo que les entregó 20.000 euros a la espera de la provisión final de los repuestos y componentes para su actividad empresarial.

Las investigaciones policiales determinaron que la versión dada por el empresario no se correspondía con la realidad, y que no existió dicha operación sino que había sido objeto de un timo.

Las características físicas de los presuntos agentes comerciales, el contacto en la habitación de un hotel y la forma de comportarse de los individuos, coincidentes con el prototipo de delincuentes estafadores, condujeron al desmontaje de la denuncia inicial.

Los dos presuntos autores, con buenos modales y haciéndose pasar por hombres de negocios de sus países de origen, informaron a su víctima de que habían conseguido sacar dinero por la frontera, ya que estaban perseguidos políticamente.

Para eludir los controles aduaneros, manifestaron al empresario que los billetes habían sido previamente ennegrecidos con productos químicos especiales, siendo necesario proceder a su lavado con otros productos de elevado coste.

En la habitación del hotel realizaron una prueba de lavado de un billete de curso legal ennegrecido previamente. El empresario se trasladó a una entidad bancaria, donde le confirmaron que se trataba de un billete verdadero.

El proceso químico, rodeado de una parafernalia de jeringuillas, frascos de tintes, escayola, prensa manual y otros artilugios, así como la veracidad del billete lavado, convenció al empresario.