Valencia
El bombero que confinó a la familia en el incendio de Campanar: "Revisé el piso y no había humo. Estaban muy asustados, pero era lo más seguro y les dije que se quedasen ahí"
El bombero admite que actuaron "como siempre" y que el fuego fue "extraordinario por la propagación: nunca he visto nada igual, no lo teníamos ni tipificado ni estudiado"

Bombers València
Desgarrador y esclarecedor. A partes iguales. Así ha sido el testimonio del bombero del Ayuntamiento de Valencia del parque de Campanar que ha declarado como testigo en el juzgado que investiga el incendio en el que fallecieron diez personas el 22 de febrero de 2024, declaración que se produce a petición de los abogados que representan a as familias de las víctimas mortales y a la que inicialmente se habían negado el juez de Instrucción 9 de València, responsable del caso, y su fiscal.
El testigo, J. J. L., con 15 años de experiencia en extinciones y "40 o 50 incendios relevantes" a sus espaldas, formaba parte de la dotación del segundo coche de Bomberos de València que llegó a la emergencia. Eran las 17.44 horas. El aviso al 112 se había producido alrededor de las 17.30 y el primer servicio en llegar había sido la Policía Nacionalen un coche radiopatrulla a las 17.40 horas. Las llamas del balcón de la vivienda 86, salidas de la cocina, estaban empezando a afectar a las primeras planchas de aluminio con núcleo de polietileno (plástico), pero para el mando de bomberos aquello seguía siendo un incendio convencional en vivienda al que ni siquiera se calificaba de incendio en altura porque, como declaró un responsable en el juzgado hace un mes, solo se tipifica así "cuando el fuego está del noveno piso hacia arriba". A las 17.51, las llamas ya se habían apoderado del balcón del noveno y minutos después las gotas ardientes de esas planchas de Alucoil fabricadas en Miranda de Ebro y que siguen revistiendo un número no despreciable de fachadas ya formaban una gigantesca cruz de fuego que devoraba entera por fuera la torre más alta, de 14 plantas.
Sin información del exterior
¿Y en el interior? ¿Los bomberos que trabajaban dentro del complejo residencial eran conscientes de lo que pasaba fuera? ¿De esa anómala y peligrosísima evolución que comprometía la vida de los que seguían en las viviendas y la de los propios bomberos? ¿Alguien les informaba de verdad de lo que sucedía en la fachada a velocidad vertiginosa? La respuesta, a tenor de lo que declaró y lo que no declaró J. J. L. este martes en el juzgado es que no.

Una imagen del incendio del Campanar. / LAP
El bombero formaba junto con su compañero habitual (binomio) el equipo 2 de la bomba urbana pesada (BUP) de Campanar que se situó en la parte trasera del edificio, la peatonal, justo por debajo del incendio original. Lo hicieron porque justo antes acababa de llegar el BUP del parque del Oeste con otros cinco bomberos (un cabo y cuatro zapadores), que se había situado en la única entrada al edificio, la del portal común a ambas torres, de 14 y 9 plantas, sito en el número 2 de la calle Rafael Alberti. Los de Oeste estaban montando su propia instalación de mangueras desde el camión hasta el octavo piso. "Mi cabo, V., me dijo que me pusiera a las órdenes del cabo del Oeste, M.".
Ayudó a completar la columna seca, que se quedó lista para conectar al agua, aunque nunca se llegó a utilizar. Asegura que es lo habitual "porque confiamos más en nuestras propias instalaciones que en las de los edificios; no sabemos cómo están y si se ha hecho el mantenimiento adecuado", argumenta.
Lo normal es un único camión
J. J. L. explicó al juez, al fiscal y a los abogados que ejercen la acusación particular en nombre de las familias de los fallecidos -los penalistas Ignacio Grau, Miguel Ferrer y Manolo Mata- que ellos, en ese momento, iban "de camión auxiliar: no hay ningún protocolo para que actúen dos camiones". Es más, aclaró que había dos camiones por casualidad, ya que a ese tipo de incendio en vivienda, sin más especificaciones, solo suele acudir un vehículo. Dada la ubicación del siniestro, debería haber acudido antes el del parque de Campanar, pero como estaban atendiendo un incendio en un contenedor, se adelantó ligeramente el BUP procedente del parque del Oeste.
El testigo subió la manguera y la lanza para instalar la columna seca y en ese momento, en el puesto de mando instalado en el rellano anterior a la planta donde estaba el fuego inicial, el cabo M. le dijo a él y a su binomio que "hiciéramos un buceo en el pasillo que se abría a la derecha", a la salida del ascensor y la escalera [la 86 estaba al otro lado, al fondo del corredor, a la izquierda], "ya que creía que había alguien ahí, porque había abierto la puerta". J. J. L. explicó ante el juez que la prioridad es revisar que nadie abra para evitar que el humo -"ya había bastante en el pasillo, opaco, oscuridad total"- entrase en las viviendas, "que es lo peligroso".

Comberos combaten las llamas en el incendio de Campanar. / LAP
"Me dijo que por favor, que tenía dos nanos..."
La primera puerta a la derecha era la de Marta, Ramón y sus dos bebés. "En ese momento, alguien nos llama desde detrás de la puerta. Se abre, me agarra por el brazo y me mete para dentro. Me dijo 'cierra, cierra, corre, corre'. Mi compañero se queda fuera y yo entro. Entiendo que quiere que revise un poco. Era el padre de la familia. Me comenta que hay algo de humo en la casa. Entiendo que porque ha abierto la puerta varias veces. Pero no hay mucho. De hecho, me quito la máscara para hablar tranquilamente con él. Me dice que está con su familia y le pido que me lleve con ellos para ver cómo están. Se trataba de comprobar que están en confort y que hay seguridad. Es mi trabajo. Me lleva a una habitación que tiene un baño en suite. Entro primero a la habitación, compruebo que está limpia de humo, porque han mantenido la puerta cerrada. La verdad es que estaba perfecta, no había nada de humo. Al entrar en el baño, me encuentro a la mujer con un bebé en brazos y otro niño pequeño, sentados en el suelo del baño [en este punto, se le quiebra la voz]. Me dice que tienen dos nanos, que por favor, y les digo que tranquilos, que aquí están bien, que en ese momento están bien ahí, que se mantengan ahí, que es lo mejor. Me comentan que ya les habían dicho que se quedaran ahí. Les vuelvo a decir que por ahora no se van a mover de ahí, porque no pueden salir, que ese es el mejor sitio, que están libres de humo.
J. J. L. cerró la puerta y salió al comedor para hablar por la emisora. "Le dije al sargento que había localizado a una familia y que estaban confinados en el baño, que estaba totalmente libre de humos. Y le digo el número de la puerta". Lo comunicó en ese momento "a través de la emisora, por el canal que usamos los intervinientes" y minutos después, tras salir de la casa, "en persona, al sargento y al cabo". El zapador insiste: "El padre estaba muy preocupado porque yo me tenía que ir y ellos no podían salir en ese momento. Él no tenía EPI, sin un traje de protección, no puede salir. Es peligroso. No aguantarían, sería muy peligroso sacarlos en ese momento de ahí. De hecho, siempre se confina. En otro tipo de incendios, se confina siempre a la gente, se extingue el piso, se ventila, se elimina el humo, que es lo peligroso, y luego vamos vivienda por vivienda para ver que están bien, si tienen que ventilar igual alguna habitación, es lo que se suele hacer siempre, porque nunca, nunca he tenido ni he visto ni estudiado un incendio así, con esta propagación. Sí, fue totalmente extraordinario".
"No teníamos tipificado un incendio así"
Nadie les advirtió que el revestimiento exterior era altamente inflamable, que la construcción nada tenía que ver con una edificación de ladrillo y hormigón. "Nadie nos dijo nada. No teníamos ni tipificado ni estudiado un incendio así". Tampoco hubo formación tras el siniestro en 2017 de la Torre Grenfell de Londres, idéntico al de Campanar, pero con 72 víctimas mortales. El testigo insiste: "Estaban muy preocupados por su seguridad. De hecho, por más que yo les dijera, me preguntaban si estaban bien ahí. 'Estáis bien, no tenéis humo aquí. Tenéis que esperar. Lo mejor es que esperéis aquí porque no hay otro sitio'. Era el mejor, y el único. No había más opciones, ni siquiera un balcón".
Tras salir afuera, donde asegura que el pasillo estaba "igual o peor" de humo y temperatura, siguió el rastreo hasta el fondo de esa ala. No contactaron con nadie más. "Si había alguien, no contactaron con nosotros. Tampoco íbamos tocando a las puertas, porque si alguien abre, entra el humo y es peligroso". Este testigo desconoce si hubo rastreos en otras plantas [nueve de los diez fallecidos estaban en viviendas de esa ala, correspondiente a la torre baja, en esa planta, la octava, y en la siguiente, la novena] por parte de otros bomberos, pero, a preguntas de los letrados, afirmó que "creía que no".

Varias personas observan el edificio calcinado. / EP
¿Qué pasó con las llamadas de las familias?
Sin embargo, las familias contactaron con todos ellos. Hubo llamadas y videollamadas. Y mensajes. Directos y a través de operadores del 112, del 091, del 092... J. J. L. y sus compañeros nunca llegaron a saberlo. Las comunicaciones del 112 iban directas al centro de comunicaciones instalado en una carpa en la calle, y desde allí debían informar a los mandos de los bomberos, a través de un segundo canal, y estos, a su vez, a los que estaban interviniendo por la otra emisora. "No nos llegó información de otras personas que estuviesen en el inmueble. Si los mandos lo sabían, lo desconozco. A mí nadie vino a decirme nada, y la información que tienen mis mandos no la hacen pública, si no te dan una orden concreta, yo no la sé". En pocas palabras, en algún punto de la gestión de la emergencia hubo desconexión informativa que impidió que quienes intervenían en el interior pudieran actuar de otro modo. Incluso, que hubieran podido protegerse mejor. A la pregunta de si alguien les informó de los problemas para atacar el incendio por la fachada, de que la extinción desde el interior era la única posibilidad, el testigo responde con firmeza: "No, no me entero de nada de lo que ocurre en el exterior en ese momento".
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