Alimentación

¿Qué desayunan los "campeones de la endocrinología" que son premio Princesa? Sus claves sobre perder peso y la diabetes

Holst: "Hay que asegurarse de que quienes necesitan verdaderamente el fármaco lo puedan recibir"

Friedman: "El ejercicio es muy importante para la salud pero por sí solo no es eficaz para perder peso"

Jens Juul Holst (izquierda) y Jeffrey M. Friedman.

Jens Juul Holst (izquierda) y Jeffrey M. Friedman. / Muel de Dios

Tino Pertierra

Oviedo

Atención, pregunta: ¿qué desayunan dos campeones de la endocrinología como Jeffrey M. Friedman (biólogo molecular estadounidense) y Jens Juul Holst (químico danés)? Por curiosidad, también como posible modelo a seguir de dos de los cinco premiados en la categoría de Investigación Científíca y Técnica por unas revolucionarias investigaciones coronadas con fármacos para combatir la diabetes y la obesidad como Ozempic. La Nueva España se sentó con ambos y tomó buena nota de sus convicciones.

Holst se ríe: café, huevos, queso y fruta. No está mal. Friedman se tomó solo un café. No suele desayunar. Y menos si está en un avión rumbo a Asturias. Saciada la curiosidad, abramos boca con una valoración inicial de la aventura asturiana. Holst lo hace con una risa que no deja lugar a la duda: "Estupendísimo todo. Tuvimos una mañana maravillosa con estudiantes que habían hecho trabajos. Precioso. Estuvimos en los hospitales hablando con profesionales sanitarios. Nos presentaron a un paciente que había perdido cuarenta kilos y que se había recuperado de siete morbilidades asociadas a la obesidad. Fue ma-ra-vi-llo-so".

Le dio la mano a ese paciente y así sellaba una convicción: "Siempre hay esperanza". Cuestión importante: ¿se puede tratar a todo el mundo con estos fármacos? "Pues depende. ¿De qué? Del tiempo que se lleve con diabetes, por ejemplo. Pero hay más opciones, se puede combinar el nuevo tratamiento con insulina basal, y esa combinación sí funciona".

El sueño de muchos seres humanos es comer lo que le apetezca, tomar una pastilla y no engordar. ¿Será posible algún día? "Sí, de hecho hay quien trabaja ya en esa posibilidad, formas de acelerar el metabolismo de forma que parte de lo que comamos se queme". Obstáculo: "Trae consigo problemas cardíacos porque si se incrementa el gasto energético hay un impacto en el sistema cardiovascular. Nuestro fármaco funciona de una manera completamente distinta. Interfiere con dos cosas, afecta al apetito y a la recompensa. Ocurre que eliminar el placer de comer tal vez no sea una buena idea. Quien toma nuestros fármacos tiene que prepararse y ser consciente de que comerá y disfrutará menos".

Siempre cuenta una historia sobre un chef al que le encantaba la comida que preparaba. "Era obeso. Tomó el fármaco y llegó el momento en que no le apetecía probar lo que cocinaba. Dejó la medicación. Volvió a cocinar. Volvió a engordar. Es el precio a pagar por tomar el fármaco, pero también es una gran ayuda para esas personas con problemas para sentirse saciadas, o para no abusar del alcohol".

Friedman: "La gran mayoría de pacientes obesos son incapaces de mantener la pérdida de peso a largo plazo"

Estamos ante un fármaco "recién nacido". ¿Qué podemos espera en el futuro? Jens Juul Holst indica que "ya no estamos solos. Ahora todos los laboratorios farmacéuticos compiten entre sí para conseguir moléculas más rápidas. Un dato: con la cirugía bariátrica se pierde entre el 25 y 30 por ciento de peso y los fármacos actuales son bastante potentes. Así que sí, es posible que se puedan conseguir más avances en la pérdida de peso, pero quizá no sea necesario porque ya hay herramientas muy eficaces. Hay personas que no pueden aplicarse las dosis más altas porque pueden acabar con deficiencias alimentarias, carencia de vitaminas... Y no creo vayan a ser tantas las personas que recurran a estos fármacos para adelgazar porque acaban perdiendo la recompensa, y comer pasa a ser algo muy aburrido. Las personas que tienen mucha glucemia en sangre, o hipertensión, sí deben recibir el fármaco porque sí que es una gran ayuda. Hoy por hoy se trata de asegurarnos de que quienes lo necesitan verdaderamente lo puedan recibir. Estamos hablando de suministro, estamos hablando de financiación por parte de los sistemas sanitarios".

Su colega Friedman critica el exceso de información que salpica las redes sociales, sobre todo en lo que se refiere al guirigay de dietas de todo tipo y cocción: "Existe un debate en la comunidad científica en cuanto a si la dieta más eficiente es una a la que le falte un nutriente en comparación con otra. Algunas personas dicen que hay que tomar una baja en hidratos de carbono. Otras defienden una baja en grasas. Personalmente, creo que una dieta para perder peso tiene que ser equilibrada y baja en calorías. No obstante, es difícil decir qué dieta es mejor que otra, ninguna es perfecta".

En el mundo de la ciencia, advierte, "rara vez hay una sola verdad. Y a lo largo del tiempo vamos sabiendo más o menos qué es verdad y qué no". El impulso para comer está motivado "por dos fuerzas. Una es comer por placer. Nos gusta el sabor de ciertos alimentos y hemos evolucionado a eso porque necesitamos calorías para poder vivir. Si no sintiéramos placer no lo haríamos. También necesitamos eliminar esa sensación negativa que se tiene asociada con el hambre. Y sentir ese placer de consumir los nutrientes que necesitamos para vivir. Y de hecho las dos cosas son importantes. Voy a citar a Cervantes: ‘La mejor salsa del mundo es el hambre; y como esta no falta a los pobres, siempre comen con gusto’. Y, de hecho, todos nuestros comportamientos básicos están asociados con el placer, beber cuando tienes sed, tener relaciones sexuales..."

Cada cierto tiempo aparecen estudios que defienden los beneficios del vino, del café, de la cerveza... "El problema está en que los cambios o las diferencias pueden ser muy pequeñas. Necesitarías muchos pacientes para poder llegar a unas conclusiones válidas. Los factores que tienen implicaciones sobre la salud que sean claros no se debaten. Por ejemplo, el fumar es muy malo. Siempre ha habido una sospecha residual de que de la industria del tabaco desde hace décadas estaba activamente intentando hacer que los cigarrillos fueran más adictivos. No creo que existan pruebas de algo parecido para la industria alimentaria".

Holst: "Ahora todos los laboratorios compiten entre sí para conseguir moléculas más rápidas"

Afilemos una pregunta: "¿Hablamos del número de calorías que consumimos o del tipo de calorías que consumimos? Resulta que muchas veces nos parecen mucho más sabrosos los alimentos que llevan muchas más calorías. Porque comemos para consumir calorías. Estoy seguro de que hay muchas personas que te dirán que saben la respuesta de esa cuestión, y seguramente tengan razón, pero yo no sé la respuesta".

¿Qué le parece a un científico como él que haya una parte que muere de hambre y otra por exceso de comer los efectos de la obesidad? "Sería un mundo mejor si dedicáramos el mismo esfuerzo o mayor a alimentar a las personas que el que dedicamos a desarrollar nuevos medicamentos para tratar desordenes tales como la obesidad", apunta el científico.

Nuestros antepasados aconsejaban poco plato y mucha suela de zapato. Raciones pequeñas y mucho ejercicio. La fórmula al final no es tan difícil, ¿verdad? "¿Y sabes quién fue la primera persona que propuso ese régimen?", pregunta Friedman: "Hipócrates. La pregunta, entonces, sería: ¿La ciencia moderna puede conseguir algo más que repetir una recomendación de hace cientos de años, y que no ha resultado ser eficaz para la mayoría de la gente? Yo creo que, gracias al trabajo de otros científicos, la respuesta a esa pregunta es sí". La fuerza de voluntad es un punto clave: "La evidencia demuestra que la gran mayoría de los pacientes obesos es incapaz de mantener la pérdida de peso a lo largo del tiempo, a largo plazo".

"Casi todas las dietas fracasan", pues. Y la razón es que "cuando los pacientes pierden peso su cerebro lo interpreta como que están pasando hambre, que están desnutridos, y sentirse desnutrido y con hambre es algo muy poco placentero, es realmente desagradable. Puedes mantener esa actitud a corto plazo, pero a largo plazo una gran parte de los pacientes intenta aliviar esa sensación al comer". Y es donde entran en acción los fármacos: "Funcionan al regular la actividad de los circuitos neuronales en el cerebro que regulan el apetito". ¿Y qué pasa con los gimnasios? ¿Son una buena herramienta para perder peso? "Volvemos a insistir en lo que demuestra la evidencia", explica Friedman, y deja bien claro que "el ejercicio es muy importante para la salud, todo tipo de ejercicio, pero por sí sólo no es una forma muy eficaz de perder peso aunque sí mejora la musculatura que uno tiene, y eso es muy positivo".

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