Voces | 35º Aniversario LA OPINIÓN

Así nacimos y así crecemos

Maduramos sacando el máximo provecho de cada una de las nuevas herramientas y convirtiéndonos en el referente del periodismo digital en la Región

José Alberto Pardo

José Alberto Pardo

Jose Alberto Pardo

Jose Alberto Pardo

Era verano cuando Perico Delgado entraba aclamado en los Campos Elíseos como campeón del Tour de Francia. Meses antes ETA secuestraba al empresario Emiliano Revilla, a quien no iba a liberar hasta 249 días después. El Banco Bilbao se fusionaba con Banco Vizcaya para crear BBV y Julio Anguita era elegido secretario general del PCE. España instalaba su primera base en la Antártida y en la televisión nacía el teletexto.

El socialista Carlos Collado gobernaba en la Región de Murcia con mayoría absoluta en su segundo mandato. La reina Sofía presidía la reapertura del Teatro Romea en Murcia mientras su hijo, el entonces Príncipe de Asturias, realizaba en la academia de San Javier sus primeros vuelos en solitario. En Cartagena, en ese 1988, las obras para levantar el futuro Centro Regional de Artesanía sacaban a la luz lo que iba a convertirse en el principal atractivo turístico de la Región: El Teatro Romano.

En esa misma década se comercializaron los primeros móviles, pero pocos podían imaginar que aquellos ‘ladrillos’ evolucionarían hasta el punto de condicionarnos la vida. En la nueva redacción los teléfonos eran fijos y las notas se tomaban a boli en cuadernos.

Internet era todavía una perfecta desconocida. En ese mismo año se tiene constancia del primer virus informático, el Morris worm, un ‘gusano’ creado por un estudiante de 23 años que afectó al diez por ciento de los ordenadores conectados a la red en todo el mundo, esto es, a seis mil.

Mail era una palabra inglesa. En la redacción circulaba el fax y los fotógrafos revelaban sus carretes en el cuarto oscuro. Así nacimos hace 35 años, en una sociedad esperanzada en la que los primeros niños de la democracia todavía no habían alcanzado la mayoría de edad.

Y así crecimos, adaptándonos a cada giro imprevisto, haciendo gala de resiliencia, una palabra que por aquel entonces solo se empleaba para hablar de materiales en el ámbito de la ingeniería o la física.

Porque los cambios se sucedían, uno tras otro, vertiginosos, sin casi dar tiempo a asimilar los anteriores para volver a provocar una vuelta de tuerca más.

Aquellas palabras inglesas que apenas pronunciamos, la red de las tres w a la que en un principio miramos con recelo, las pantallas, las imágenes digitales…, no solo habían llegado para quedarse, estaban aquí para transformar por completo hasta nuestras más pequeñas rutinas.

Y así maduramos, sacando el máximo provecho de cada una de las nuevas herramientas que se incorporaban a nuestro quehacer diario y convirtiéndonos en el referente del periodismo digital en la Región. Nunca antes habíamos soñado con los cientos de miles de lectores que hemos llegado a tener.

Así, con 35 años, cuando uno mira hacia el horizonte ve una senda indefinida que se pierde entre meandros en los que se adivinan insospechadas posibilidades nuevas.

Y, sí, cuando se echa la vista atrás, con 35 años, uno todavía encuentra los agarraderos firmes a los que asirse y que le ayudaron a crecer, aquellos pilares inmutables que no han cambiado, los valores del periodismo riguroso, honesto, independiente y sin aspavientos ni alharacas. En las mesas de la redacción de La Opinión todavía permanecen los cuadernos repletos de notas a boli.