Bebés robados

"Creo que a mi madre la engañaron y le dijeron que estábamos muertas"

Inmaculada y María, ambas adoptadas por distintas familias, descubrieron hace 10 años que son hermanas y buscan en el banco de ADN de laGeneralitat rastros de sus padres biológicos

Inmaculada Higón, supuesta bebé robada.

Inmaculada Higón, supuesta bebé robada. / FERNANDO BUSTAMANTE

J. M. Bort

En la partida literal de nacimiento de Inmaculada aparece una crucecita sospechosa sobre su nombre. Es la presunta huella del delito que dejaron las personas que les arrancaron de los brazos de sus madres biológicas para entregarlas a sus padres adoptivos en 1969 y 1972. Todo es presunto porque falta una pieza para encajar este puzle. La penúltima se encajó hace unos años y esta semana ha sido confirmada por el banco de ADN que la Generalitat Valenciana, a disposición de las personas que buscan a sus ancestros: Inmaculada y María son hermanas del mismo padre y de la misma madre. 

"Nos falta lo más difícil: sabe quién es nuestra madre biológica. En el Hospital General nos dicen que no están los documentos de nuestros nacimientos porque se inundaron los bajos y no se conservan", explica Inma en un parque de Venta del Moro, a donde se fue a vivir desde Valencia hace unos años. Inma habla en plural, pero su hermana no está en la entrevista. María no quiere hacer daño, dice, a su madre adoptiva, de 97 años. El día que no esté también saldrá en los periódicos. 

La historia de Inmacula y María parece una historia de ficción. La primera (València, 1972) se enteró accidentalmente de que era una niña adoptada en 2006, con 33 años. "Me lo dijo una vecina. Mi madre estaba empezando a estar enferma y me soltó: ‘Bueno, cuídala, que ella no te ha parido, pero te ha criado’. Se lo pregunté a mi madre. Titubeó, pero terminó confirmándolo", explica Inma, una mujer extrovertida y alegre. Su padre había muerto años antes. "Mi madre me dijo que tenían un pacto y que me lo revelaría el último de ellos en morir en su lecho de muerte", añade. 

"Yo me enteré que era adoptada porque me lo dijo una vecina. Mi hermana lo sabía desde los 8 años"

Su hermana María (València, 1969) supo que era ‘adoptada’ mucho antes. Se lo contaron en casa con 8 años. Lo que no sabía es que tenía una hermana y que, presuntamente, fue un bebé robado. Hace 10 años, María decidió contactar con asociaciones de València y subió unas fotos, de cuando era pequeña y adulta. Cuando las vio María, el corazón se le aceleró. "Vi que éramos iguales, un calco, como si fuésemos gemelas. Hablamos por teléfono durante horas y quedamos para vernos. No sólo teníamos la misma cara, la misma sonrisa, la misma voz, sino la misma forma de vestir", recuerda Inma. Una prueba en el banco estadounidense de ADN My Heritage confirmó las sospechas. Fisabio, el laboratorio valenciano, lo ha corroborado estos días. "Puede que tengamos más hermanos por ahí y por eso hemos hecho las pruebas con el banco de la Conselleria", afirma. 

Más de un millón de pesetas

Inma consiguió en su día los partes literales de nacimiento y del bautismo. En ellos aparecen unos apellidos supuestamente biológicos (Espinosa Fernández) "que en realidad fueron aportados por el juez al azar, como se hacían en muchos casos, tal como indica el parte de adopción". Esa cruz sospechosa aparece en la petición de adopción de sus padres adoptivos, en 1969, tres años después de su nacimiento con un añadido que aumenta el misterio: "Para cuando se cumpla la edad. Diciembre 1970". "Yo creo que mi madre fue engañada y a mi hermana y a mí nos dieron por muertas", explica Inma. Es evidente que sus padres verdaderos tenían una relación duradera. "Esa historia que te cuentan de si era una prostituta, o una niña de pueblo de 15 años o que éramos dos embarazos no deseados, no cuadra", puntualiza la pequeña de las hermanas. Sus padres pagaron 1,2 millones de pesetas (unos 7.000 euros actuales) por los trámites de adopción, confirman los papeles. "En teoría es por los gastos de abogados, notario, médico, matrona, etc. pero es mucho", añade. 

"Muchos niños robados tienen esa crucecita. Cuando hay un símbolo en ese parte de adopción, como una cruz, una ‘x’, una ‘y’ o un punto, es que hay algo raro", explica el presidente de SOS Bebés Robados Valencia, Paco Rocafull.