En España, hay tres motivos principales de discriminación: el origen étnico, el sexo o género, y la orientación sexual. El 25% de los jóvenes de 15 a 29 años -la inmensa mayoría, varones que se ubican en el ideario político de la ultraderecha- muestran actitudes claramente racistas. El colectivo más vapuleado es la comunidad gitana, seguida de los africanos (África subsahariana) y marroquíes. Así se desprende de la investigación 'Jóvenes y racismo', presentado esta mañana por la directora general de la Fundación Fad Juventud, Beatriz Martín Padura, y la subdirectora del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, Anna Sanmartín.

A pesar de ese 25% tan alarmante, el estudio constata que la mayoría de jóvenes (el 75%, tres de cada cuatro) rechazan de forma general los postulados racistas, ponen en valor la multiculturalidad y muestran altos grados de acuerdo con la protección de colectivos vulnerables. Especialmente, con la cobertura universal sanitaria y la atención a menores no acompañados.

El estudio sobre percepciones y actitudes racistas -realizado con 1.200 encuestas- revela que el 40% de los jóvenes están convencidos de que los discursos racistas tienen su raíz en “la falta de adaptación de las personas migrantes. Los encuestados también culpan de la difusión de discursos intolerantes a algunos medios de comunicación y la imagen que dan de la inmigración (60,4%). En menor medida, también señalan a las propuestas xenófobas de partidos de extrema derecha (49,7%). La desconfianza hacia el colectivo es de tal envergadura que solo al 57% de los jóvenes les parecería bien que un migrante llegara a un puesto de alta responsabilidad, como la alcaldía de un municipio.

El estudio concluye que establecer relaciones de tipo afectivo con personas pertenecientes a minorías discriminadas facilita o promueve el desarrollo de opiniones antirracistas

¿Está muy presente el racismo en el día a día? Tres de cada diez jóvenes admiten que han sido testigos de agresiones físicas por motivos racistas y casi la mitad han leído burlas e insultos en las redes sociales.

El porcentaje que ha sufrido discriminación racista va del 14,4% (en el caso de agresiones físicas) al 24,3% (burlas o insultos presenciales). En cuanto al porcentaje de jóvenes que la han ejercido va del 5,7% (agresiones físicas) al 15,1% (actitudes de desconfianza ante minorías).

"Existe una espiral de discriminación: el hecho de haberla sufrido facilita el hecho de ejercerla"

Beatriz Martín Padura - Ddirectora de Fundación Fad Juventud

El estudio revela una fuerte asociación entre haber sufrido discriminación y ejercerla. Los porcentajes de quienes admiten comportamientos de intolerancia son mucho más elevados entre quienes los han sufrido (más del 20%) que entre quienes no los han sufrido (en torno al 10%). “Estos resultados son muy relevantes ya que manifiestan la importancia de lo que se podría considerar una espiral de discriminación: el hecho de haberla sufrido facilita el hecho de ejercerla”, han insistido las autoras del estudio, que han reclamado programas de intervención y el trabajo de apoyo a personas jóvenes que hayan sido víctimas de este tipo de comportamientos podría reducir la espiral.

La vacuna de la intolerancia

La vacuna de la intolerancia reside, una vez más, en la información, el conocimiento y la cercanía. El estudio concluye que establecer relaciones de tipo afectivo con personas pertenecientes a minorías discriminadas facilita o promueve el desarrollo de opiniones antirracistas. “Tener más diversidad en el grupo de amistades y en los referentes personales, implica sostener menos actitudes racistas”, ha destado la responsable de Fundación Fad.

Sin embargo, cuanta mayor diversidad se percibe en el barrio donde se reside y en la escuela o el instituto donde se estudia, se detectan más actitudes racistas. A cambio, cuanta más diversidad en el grupo de amigos menos actitudes racistas. “Cuando las relaciones con las minorías discriminadas implican vinculaciones afectivas, o son percibidas como elegidas, se tiende a manejar opiniones antirracistas frente a situaciones en las que la diversidad no se produce por elección”, han explicado las responsables del estudio. 

Colectivo gitano

El colectivo más discriminado son las personas de etnia gitana. Es el grupo más rechazado como vecino, para ocupar puestos de responsabilidad en el trabajo o en la docencia, para formar parte de los cuerpos policiales u ocupar la alcaldía de una ciudad. Es más, un 16,3% de los encuestados preferiría no tener una relación personal con miembros de la comunidad gitana, siendo las peor valoradas a la hora de hacer una nueva amistad o relación íntima. 

El pasado mes de mayo, el pleno del Congreso de los Diputados aprobó, con la única abstención de los diputados de Vox y ningún voto en contra, una reforma del Código Penal para castigar el antigitanismo, un delito de odio que podrá conllevar penas de cárcel de entre uno y cuatro años.

Tras las personas de etnia gitana, las procedentes de Marruecos y las de religión musulmana también son de las más rechazadas, sobre todo para ocupar posiciones relevantes en la sociedad o como vecinos o amigos.

“Por estudios previos sabemos además que la gente joven, en porcentajes muy mayoritarios, defiende valores universales y transversales, como la defensa del medio ambiente y el feminismo. Este informe se centra ahora en el racismo y la xenofobia. Matizar posturas e identificar los ámbitos donde se producen determinadas actitudes es necesario para implementar propuestas y programas que respondan al imaginario juvenil respecto a la diversidad y la convivencia”, ha explicado la responsable de Fundación Fad tras recordar el proyecto ‘Desactiva tus prejuicios y piénsalo otra vez’, un programa educativo con adolescentes para promover a través del teatro social actitudes contrarias al odio y la intolerancia y fomentar el pensamiento crítico.