Pobreza, exclusión, vulnerabilidad, aislamiento, soledad... Son algunas de las palabras que jalonan el 'Boletín de Vulnerabilidad Social' que este jueves presenta Cruz Roja y retrata, con mirada retrospectiva, pero muy reciente, cómo han vivido los mayores la pandemia de coronavirus. Un informe que ofrece pinceladas de "situaciones límite" como que los hogares en riesgo de pobreza y exclusión social son el 66,2%. Además, un 5,7% tiene dificultades para hacer frente al pago de la vivienda o los suministros, y el 4,3% no puede permitirse tomar alimentos con proteínas tres veces en semana. La pobreza energética afecta al 14,6%. Y, entre tanto porcentaje, una realidad: la crisis sanitaria les ha pasado una factura tan enorme que todavía hoy les cuesta recuperarse. Cruz Roja alude a un "problema estructural" especialmente asociado a las reducidas pensiones -no contributivas o de jubilación- que reciben esos mayores lo que les coloca en una situación complicadísima en un escenario en el que se incrementa el coste de vida, especialmente en lo que respecta a los consumos del hogar y la alimentación. Especialmente afectados se han visto quienes tienen pensiones no contributivas o de viudedad que han tenido que afrontar gastos relacionados con medidas de protección ante la enfermedad y al encarecimiento de la cesta de la compra mientras echaban una mano a sus hijos.

La situación de las mujeres atendidas es de mayor vulnerabilidad que la de los varones, tanto en la salud física y psicológica como en la situación socioeconómica

Las "situaciones límite" que relata Cruz Roja dicen que cerca del 10% de esas personas han ayudado económicamente a otras -principalmente hijos- pero también a los de su entorno que experimentaban dificultades económicas en la pandemia. La encuesta telefónica -entre el 21 de septiembre y el 21 de octubre de 2.021- se realizó a una muestra compuesta por 1.200 personas mayores de 65 años de las 379.269 atendidas por la organización.

Según los distintos parámetros analizados, la situación de las mujeres mayores atendidas es de mayor vulnerabilidad que la de los varones, tanto en lo que respecta a la salud física y psicológica como a la situación socioeconómica o a los problemas de accesibilidad. Además, las mujeres son mayoría entre las personas que viven solas (78,5%) y entre las que declaran tener dificultades para llegar a fin de mes (76,4%).

La brecha digital

El boletín de Cruz Roja manifiesta que, más allá de la pobreza, uno de los grandes problemas que vive este grupo de población es la temida brecha digital: el 73,4% de las personas participantes en el estudio nunca utiliza internet a través del ordenador o el teléfono móvil, porcentaje que sube hasta casi el 90% si la población supera los 80 años de edad. Entre quienes sí usan esta tecnología, los servicios de mensajería y las videollamadas (33,1%) les han permitido mantenerse en contacto con sus seres queridos durante la crisis.

El 50,5% de las personas que no utilizan interne asegura no saber cómo hacerlo, ni tener interés en ello, aunque un 6,7% quisiera aprender y no sabe cómo

Uno de los impactos más negativos de esta brecha digital es la falta de acceso y manejo de las nuevas aplicaciones para la gestión de servicios, prestaciones o incluso de atención médica u otras gestiones sanitarias. La paralización de procedimientos administrativos de distinta índole, al menos durante las primeras semanas o meses del confinamiento, afectó a mayores que estaban en proceso de tramitar algún tipo de pensión, ayuda técnica o determinación de la dependencia, lo que pudo dar lugar a la falta de ingresos o de cuidados.

Con los datos del boletín, el 50,5% de las personas encuestadas que no utilizan internet, o lo hace escasamente, asegura no saber cómo hacerlo, ni tener interés en ello, aunque un 6,7% quisiera aprender y no sabe cómo hacerlo; un 16,6% no dispone de ordenador o tablet, y un 11,4% no tiene móvil con acceso a internet. A la organización humanitaria le preocupa especialmente que estas circunstancias pueden derivar en problemas de salud, dependencia, soledad, o debilidad en las redes de apoyo sociofamiliar.

Enclaustrados en casa

La pandemia ha enclaustrado a las personas mayores y ha cercenado sus posibilidades de socialización y envejecimiento activo. Es algo que Cruz Roja ya sabía porque les atendió durante toda la crisis sanitaria. Esto también ha provocado un aumento en la discriminación por edadismomás de un 80% afirman que reciben un trato diferente debido a su edad; un 8,6% que en los últimos 12 meses alguien ha tomado una decisión en su nombre sin consulta previa, y el 8% afirma que un profesional de la sanidad justifica sus dolencias como "cosas de la edad". El 0,6% reconoce maltrato físico o psicológico y el personal de Cruz Roja afirma que "hay indicios de que estas situaciones se han agravado" con la pandemia.

Sobre el estado de salud, el 62,4% de las personas encuestadas afirma que es "regular, malo o muy malo"

Sobre el estado de salud, el 62,4% de las personas encuestadas afirma que es "regular, malo o muy malo", y un 22,9% señala que éste ha empeorado tras la crisis sanitaria. El 44,9% asegura haber sufrido mucho con la suspensión y reducción de las consultas médicas, y un 44,5% haber experimentado un considerable deterioro del estado físico. Además, un 44,4% ha sentido soledad y aislamiento, y un 44,9% angustia y preocupación. El miedo a los contagios y la enfermedad (cerca del 51%) ha actuado como factor de aislamiento y marginación, incluso cuando las medidas se fueron relajando.

Además, en algunos casos también han tenido que superar en soledad duelos por la pérdida de un ser querido, la angustia, el miedo por la situación, o tristeza y dolor. Tras la peor parte del coronavirus, el 26,9% experimentan fatiga pandémica, especialmente debido a la saturación informativa. Los equipos de Cruz Roja señalan el fortísimo impacto psicológico de la pandemia en los cuidadores y, relatan, incluso, intentos de suicidio.

En cuanto al perfil de los mayores atendidos, las mujeres puntúan mayor vulnerabilidad en todos los parámetros analizados: salud física y psicológica, situación socioeconómica, brecha digital, etc. La edad media es de 81,8 años, y cerca del 60% tiene más de 80 años. Un 70,8% son mujeres, y la inmensa mayoría, nacidos en España (3,5% de migrantes). El 84,3% de las personas ya eran usuarias de Cruz Roja antes de la llegada de la pandemia, y el 15,7% se incorporaron a raíz de la crisis. El 51,4% de las personas viven solas, y el 42,1 en pareja. Tan sólo en el 1,1% de los casos vive un menor de edad, y en un 83,1%, de los hogares no hay ninguna persona en edad laboral.