Si pensamos en energías renovables, de manera casi instantánea señalamos a la energía eólica y a la solar. Ambas se han convertido en los últimos años en importantes fuentes de generación eléctrica en nuestro país, pero no son las únicas. El propio gas natural, que juega hoy un papel imprescindible para garantizar el suministro energético de industria y hogares, está pivotando hacia un origen renovable aprovechando los residuos y desechos orgánicos.

El biogás es un gas renovable compuesto principalmente por metano y dióxido de carbono. Se genera a partir de la biodegradación de la materia orgánica, como residuos ganaderos y agrícolas, dando una salida a nuestros propios desperdicios a través de un proceso de digestión anaerobia. Se trata por tanto de transformar residuos ganaderos, agroindustriales y lodos de depuradoras de agua, pero también parte de los residuos domésticos. La basura se convierte así en la materia prima de una fuente de energía. Ese es su carácter renovable. Del mismo modo que los plásticos acumulados en un vertedero pueden reciclarse y convertirse en nuevos productos, aquí los purines de cerdos se transforman en energía.

A partir de ese biogás puede obtenerse el biometano mediante un proceso de depuración denominado “upgrading”, a través del cual se eliminan distintas impurezas y se consigue aumentar el porcentaje de metano. Esto hace a este gas renovable idóneo como sustitutivo del actual gas natural de origen fósil y lo convierte en un vehículo esencial para permitir a España avanzar en el proceso de descarbonización a la vez que refuerza su independencia energética. En concreto, los usos del biometano son los mismos que los del gas natural, ya que se trata de la misma molécula, por lo que su empleo se centra principalmente en las siguientes actividades:

  • La producción de calor o generación de vapor en industrias y edificios
  • La propulsión de vehículos de Gas Natural Comprimido (GNC) y Gas Natural Licuado (GNL)
  • La generación de electricidad en centrales térmicas de ciclo combinado

El uso de estos gases renovables en infraestructuras ya desarrolladas en Europa para los sistemas de calefacción de edificios, la industria de calor intensiva, la producción de electricidad o como combustible en el transporte pesado rodado, logrará reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. La utilización de 270 bcm de gas renovable podría suponer un ahorro anual para el continente europeo de 140.000 millones de euros en 2050, según los cálculos de Gas for Climate.

Ventajas de los gases renovables frente a otras alternativas

  • El gas renovable es una energía segura y limpia, pero también una fuente inagotable gracias a la reutilización de nuestros propios residuos.
  • Los gases renovables como el biogás y biometano ayudan a luchar contra el cambio climático actuando como sumidero de gases de efecto invernadero, lo que implica un apoyo directo en el cumplimiento de los objetivos europeos en materia energética y climática.
  • A diferencia de la energía solar y eólica, cuya energía no se puede almacenar, el gas natural renovable puede ser almacenado en depósitos y trasportado por medio de gaseoductos. España cuenta con 100.000 kilómetros de redes de gas que permitirían al gas renovable llegar a prácticamente cualquier zona de la península sea cual sea su origen.
  • Los gases renovables reducen la dependencia energética y colaboran con la descarbonización de sectores como el residencial y terciario, el transporte pesado, el industrial o el propio sector gasista
  • El gas renovable permite una valorización económica de los residuos convirtiéndose en una fuente de ingresos adicional para agricultores y ganaderos en lugar de un coste que gestionar.
  • Esta nueva actividad económica y social está inexorablemente ligada a las zonas no urbanas y a los sectores industriales y primarios, por lo que la demanda de nuevos empleos impulsará la creación de empresas en torno a la cadena de valor del biogás en las zonas rurales, favoreciendo el asentamiento de la población en estas zonas menos pobladas y reduciendo los desequilibrios que existen en la pirámide poblacional.

 

España, potencia europea en gases renovables

Según la Comisión Europea, España podría convertirse en la tercera potencia de Europa en producción de gases renovables por detrás de Francia y Alemania. Además, esta apuesta contribuiría en los procesos de economía circular dando una solución a la gestión de determinados residuos. España cuenta con otra gran ventaja, ya que los gases renovables pueden ser vertidos directamente a las redes de gas natural y no necesita de una elevada inversión para construir desde cero nuevas instalaciones para su almacenamiento y distribución.

Sin embargo, los escasos mecanismos de apoyo y los bajos objetivos de producción frenan su desarrollo. Para que el sector del biogás y biometano en España despegue y se convierta en una alternativa energética sostenible real, se necesitan objetivos vinculantes respaldados por un fuerte apoyo institucional.

De cara al 2030, la Unión Europa se ha marcado como meta impulsar la producción de biometano hasta los 35.000 millones de m3 dentro del plan REPowerEU, con el objetivo de reducir 155.000 millones de m3 de uso de gases fósiles, una cifra que equivale al volumen de gas natural importado por Rusia en 2021. Considerando el máximo potencial posible de producción de biogás, en España se podría llegar a sustituir hasta el 32% de la demanda nacional de gas natural del año pasado con una reducción de la huella de carbono de entre un 20-56%, cubriendo una parte importante del consumo doméstico-comercial e industrial actual.

Mirando al futuro: cómo impulsar la apuesta por los gases renovables

Con el objetivo de desarrollar el sector de biogás y biometano, el Gobierno ha publicado una Hoja de Ruta que contempla 45 medidas con la misión de multiplicar por 3,8 su producción hasta 2030, superando los 10,4TWh. Además, el pasado 1 de agosto, el gobierno aprobó un Plan de Ahorro y Gestión Energética en el que se persigue acelerar la inyección de gases renovables en la red de gasoductos y potenciar su almacenamiento. Entre las medidas de la Hoja de Ruta de los gases renovables destacan:

  •  La creación de un sistema de garantías de origen (similar al de la electricidad renovable) para que los consumidores puedan distinguir el biogás del gas fósil convencional, poniendo en valor su origen renovable.
  • Establecer objetivos anuales de penetración en la venta o consumo de biogás, con cuotas de obligado cumplimiento, identificando todas las potenciales líneas de financiación y ayudas que pueden servir de eje canalizador de las nuevas inversiones y el impulso que puede proporcionar al sector el Plan Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR).
  • Priorizar los proyectos de biogás en zonas de transición justa, introducirlo en pliegos de contratos públicos, divulgar sus ventajas y crear grupos de trabajo para facilitar su implantación.

El impulso de los gases renovables, además de jugar un papel esencial en la descarbonización, podría convertir a España en una potencia energética europea al tiempo que ofrece una solución a la gestión de los residuos.