El acceso al agua potable y al saneamiento ha experimentado una evolución indiscutible a nivel mundial. Aunque en España el acceso al agua está garantizado para toda la población, aún existen en el planeta miles de millones de personas que carecen de estos servicios básicos que son una palanca de crecimiento vital para cualquier actividad humana.

Por este motivo, una empresa como Aqualia, que se vincula de manera natural al ODS 6 (Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos) y al ODS 17 (Revitalizar la alianza mundial para el desarrollo sostenible en su vertiente de la colaboración público-privada), se adhiere también al ODS 1, que tiene como objetivo el fin de la pobreza, para darle una dimensión social necesaria a la sostenibilidad de los servicios urbanos del agua. La compañía es consciente del rol esencial que juegan las alianzas público-privadas para la consecución de los ODS. De hecho, el compromiso de Aqualia con este objetivo y, por lo tanto, con las personas con dificultades para satisfacer las necesidades más básicas, viene de años atrás cuando comenzó a colaborar con Cáritas, la confederación oficial de las entidades de acción caritativa y social de la Iglesia Católica en España. Para llevar a cabo su misión, Cáritas apuesta por alianzas estratégicas que generen un impacto social, medible y sostenido en el tiempo. Se trata de relaciones duraderas en las que el sector empresarial se hace partícipe de la construcción de una sociedad más justa y solidaria.

ODS sobre los que impacta la alianza entre Cáritas y Aqualia: 1, 6 y 17

Siete años de alianza

Bajo esta premisa nació, en 2015, la colaboración con Aqualia, cuyo objetivo es contribuir a la labor de Cáritas de manera económica mediante el reintegro del importe total de las facturas del agua de los centros que esta institución tiene en todas aquellas localidades en las que Aqualia es responsable del Servicio de Aguas. Esto supone el reembolso no solo del coste del suministro, sino también de otros conceptos como tasas de depuración, alcantarillado, residuos, etc... De este modo, aporta su grano de arena en la reducción de las cifras de la pobreza en España y las desigualdades asociadas, que hacen muy difícil a las personas que la padecen salir de esa situación por sí solas. 

Fruto de esta alianza, Aqualia se ha hecho cargo de facturas por valor de más de 300.000 euros desde 2016

A lo largo de 2021, un total de 139 centros de Cáritas, ubicados en 43 municipios, han recibido el fruto de esta alianza que se alinea con las expectativas de los grupos de interés de Aqualia. El importe correspondiente a la devolución de los recibos ha sido de más de 56.000 euros, con los que se ha atendido a más de 22.000 personas en situación o riesgo de exclusión. Entre los centros que se han beneficiado de este compromiso hay viviendas para personas sin hogar, para mujeres en situación de vulnerabilidad, proyectos de apoyo escolar, centros de formación y empleo, residencias de personas mayores o Cáritas parroquiales donde se realiza la primera acogida de las personas que lo precisan.

Cáritas estima que actualmente unas 40.000 personas viven en la calle en España

Más que un hogar: una segunda oportunidad

Uno de esos proyectos es el Centro Hermano de Mérida (Badajoz), que dirige Saray Flores y que tiene como finalidad establecer estrategias de carácter integral para favorecer la inclusión de las personas sin hogar. “Las líneas de actuación que se desarrollan en el centro son dos. Por un lado la atención a las necesidades básicas – alojamiento, manutención, ropa, higiene, medicación– y, por otro, se les brinda a todos la posibilidad de realizar un proceso de intervención integral que permita superar las dificultades para poder equilibrar su vida y tener una segunda oportunidad”. Este no es un centro de acogida de emergencia, sino un hogar estable y permanente para 23 personas de diferentes perfiles y con circunstancias que dificultan su día a día. “La realidad de las personas sin hogar es poliédrica”, explica Saray Flores. Es decir, que no tienen una sola circunstancia de exclusión sino varias. “Pueden ser personas con conductas adictivas, muchas con enfermedad mental, patología dual, personas en estado de privación de libertad, que han sufrido violencia de género, inmigrantes en situación irregular que no pueden acceder al empleo, personas con pensiones tan pequeñas que no les permite, hoy en día, ni alquilarse un lugar donde vivir”.

El porcentaje de población en situación de carencia material severa aumentó un 50% en el primer año de la pandemia

Cáritas estima que actualmente unas 40.000 personas viven en la calle en España. Una cifra que permite tomarle la medida a la envergadura de este problema social en nuestro país, un dato muy superior a la cifra oficial de las 33.000 personas identificadas en el año 2015 en la Estrategia Nacional Integral para las Personas Sin Hogar y que es el instrumento del que se ha dotado la Administración central para dar respuesta a la situación.

Una vivienda segura para mujeres y niños

Tampoco pueden permitirse el acceso a una vivienda las mujeres –solas o con hijos pequeños– que viven en el Llar Magdalena Bonamich de Molins de Rei (Barcelona). En esta casa conviven, entre mujeres y niños, 12 personas con biografías diversas en las que se incluyen pasados de violencia de género, de dormir en la calle y de vulnerabilidad. La aportación de Aqualia ha permitido a Cáritas emprender mejoras en este hogar que hace posible “cubrir la necesidad que tienen las personas de alojamiento y, en la medida de sus posibilidades, buscar alternativas y acompañamiento laboral para que puedan vivir autónomamente y que no tengan que depender de entidades sociales”, analiza Josep Francesc Canal. Este trabajador social de Cáritas lleva más de 30 años trabajando en diferentes ámbitos – infancia, personas que viven en la calle, atención a familias, acompañamiento a los grupos parroquiales…– y alaba la implicación de Aqualia. “Estamos todos en el mismo barco. Tenemos que echar una mano, cada uno en la medida de nuestras posibilidades. Es una batalla que sólo se puede ganar entre todos”.

OBJETIVO: NINGÚN HOGAR SIN AGUA

Todo este proyecto debe enmarcarse en la intensa actividad social que los operadores del ciclo urbano del agua mantienen para garantizar que nadie que no pueda pagar este servicio básico se queda sin él. En este sentido, las empresas -públicas y privadas- disponen de mecanismos de acción social que ofrecen condiciones especiales, más favorables, a determinados colectivos u hogares para tratar de solventar situaciones de pobreza, desigualdad o exclusión social.  

El ‘XVI Estudio Nacional de Suministro de Agua Potable y Saneamiento en España 2020’, elaborado por la Asociación de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS), muestra que la práctica totalidad de los operadores de los servicios de agua urbana cuentan con mecanismos de acción social. Fundamentalmente se trata de bonificaciones contempladas en la tarifa de agua y/o en Fondos de Solidaridad. 

El objetivo de todos estos mecanismos es, dado el carácter vital y esencial del agua, que ningún hogar en situación de vulnerabilidad se quede sin suministro de agua y saneamiento y dar cumplimiento a este derecho humano universal.