Hito judicial en Oviedo. El juzgado número 11, del que es titular Susana Fernández de la Parra, ha sido el primero de España en aplicar la nueva reforma del Código Civil, que considera a los animales seres sintientes y que a pie de calle se ha mal llamado ley de Bienestar Animal, al dictar un auto que evita que un perro se separe de la que fue su cuidadora en los últimos cuatro años. “El can y mi clienta iban a sufrir; estamos muy contentos porque puede sentar un importante precedente”, destaca la abogada María Girona, autora del recurso que ha hecho historia.

Según el relato de Girona, el caso es el siguiente: se trata de una disputa entre dos conocidos que comenzó hace cuatro años, cuando el dueño de un perro, le pidió a una amiga –su representada– que se lo cuidase porque se mudaba fuera de España. “Al principio le daba dinero para cubrir los gastos, pero con el paso de los meses, ni eso. Dejó de atenderlo”, explica la abogada. Dos años después, el primer propietario del can regresó a España y le pidió a su amiga que se lo devolviese. Obtuvo un “no”.

Ante la rotunda negativa, el asunto acabó en los juzgados. Primero, por la vía penal, al reclamar el hombre que se trataba de un caso de apropiación indebida. El caso quedó en nada. “El juez, de hecho, dice en la sentencia que si no llega a ser por mi clienta el perro estaría desatendido y habría muerto”, afirma Girona.

Tras este primer revés judicial, y siempre según el relato de la letrada, el primer propietario del animal lo intentó por la vía civil, reclamando un acción reivindicatoria, la fórmula habitual que se emplea cuando un propietario quiere recuperar algo que es suyo. El caso se resolvió a finales del año pasado y aquí la justicia le dio la razón al hombre, un fallo contra el que cabe –y ya hay– recurso ante la Audiencia Provincial. 

Al no tratarse de una sentencia firme, el primer propietario del perro solicitó un auto de ejecución: esto es, la aplicación provisional de la sentencia hasta que el asunto se resuelva en segunda instancia. Nuevamente, el juez le dio la razón. La defensa hecha por Girona, sin embargo, se opuso a esta ejecución. Y es en este punto en el que el juzgado número 11 de Oviedo ha hecho historia. El pasado 13 de enero, sólo ocho días después de la entrada en vigor de la reforma de Bienestar Animal, rechazó el auto de ejecución al entender que el perro es un ser sintiente y que debe primar su bienestar que está garantizado con la que ha sido su cuidadora en los últimos cuatro años. “Mi clienta y el perro, que conviven solos, son una familia. Con esa decisión el perro va a sufrir y ella también”, argumenta María Girona, quien en su recurso apeló al nuevo ordenamiento, aunque todavía no estaba aprobada.

Si bien, este fallo aún tiene recorrido judicial. Ahora será la Audiencia Provincial quien termine de resolver el caso y decidir, finalmente, con quién se queda el perro. “Tenemos la esperanza de que también falle a nuestro favor”, afirma la abogada sobre un caso singular que ya ha hecho historia.