Estrés postraumático, depresión, ideación suicida, ansiedad, insomnio, pesadillas... La violencia de género impacta en el equilibrio psíquico de las víctimas y puede llegar a quebrar su salud mental. El Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid dispone de un programa específico para que las mujeres maltratadas puedan superar estos síntomas y trastornos.

Es el programa Atiende, en el que expertos en psiquiatría, psicología y trabajo social tratan cada año a entre 130 y 140 mujeres víctimas que presentan sintomatología psiquiátrica.

"Es un programa exclusivo para mujeres víctimas de violencia de género con sintomatología psiquiátrica, alteración o secuela de salud mental. Se creó para que estas mujeres pudieran tener un acceso rápido a un programa especializado sin tener que pasar por una lista de espera de las consultas de salud mental generales", explica a El Periódico de España la psicóloga y coordinadora del programa, Leticia Camarillo.

Servicios sociales de la Comunidad de Madrid y también salud mental y medicina de familia pueden derivar directamente a las mujeres a Atiende.

"Cuando llegan, la mayoría tiene estrés postraumático y los síntomas habituales son falta de concentración, insomnio, muchísimas pesadillas, recuerdos repetitivos de situaciones traumáticas que han vivido. Se pierden hasta para llegar al hospital, es algo que les pasa mucho. Tienen encorsetamiento y bloqueo emocional porque están completamente aterrorizadas y con mucho miedo", expone la psicóloga.

"Están aterradas"

"Están aterradas por cómo van a reaccionar ellos a esa salida de su control. Presentan ansiedad continua, están nerviosas, con palpitaciones, sudoraciones...", añade Camarillo.

Día tras día tras día, la víctima de violencia de género recibe el mensaje de que no vale nada, es cuestionada como persona y como mujer por la persona que debería quererla y cuidarla y esto provoca secuelas: "Una cosa es tener un trauma por haber sufrido un atentado o una violación por un desconocido, esto se puede entender mejor que la persona a la que quieres y con quien tienes confianza te haga daño. Sientes que has hecho algo mal, te han estado educando para que pienses que te lo mereces porque estabas haciendo algo mal. El castigador se siente con la superioridad moral de decirte que lo haces mal y eso destruye mucho a la persona, le genera dudas de si es una buena o mala mujer".

En Atiende, se hace una valoración psicológica y psiquiátrica para determinar el tratamiento que necesita cada víctima: en ocasiones es necesario recurrir a terapia farmacológica combinada con terapia psicológica, otras veces el abordaje es exclusivamente psicológico. El objetivo es aplacar la sintomatología más aguda, estabilizar los síntomas más graves y normalmente esto se consigue en el plazo de un año.

El trabajo que se hace con ellas es individual para que puedan entender los síntomas y no se asusten por ellos, que sepan que se les van a pasar y van a ser capaces de identificarlos pero a la vez sean conscientes de que el proceso va a ser largo, matiza la terapeuta. Se les explican los pasos que van a ir dando en los meses posteriores y también los comportamientos que se pueden esperar en el agresor.

La psicóloga reconoce que es un proceso complejo porque las mujeres deben darle vueltas a sus propias creencias: "Cada una tiene que buscar su propia vida, lo que eran antes de él, lo que les gustaba antes de él, sus sueños antes de él". En el camino, es necesario no sólo hablar del conflicto de la violencia de género, también que su mente pueda hablar de otras cosas que han vivido porque "están aplastadas por esto".

En ese tiempo, suelen precisar también de un acompañamiento psicosocial que las ayude a enfrentarse a situaciones como la interposición de una denuncia o hacerle frente a un juicio contra el agresor.

"Pueden tener un trastorno agudo, pero es difícil que no se vaya a curar o mejorar. No tiene por qué haber secuelas estructurales para toda la vida", precisa Camarillo. En algunas ocasiones la intervención requiere un tratamiento más amplio en salud mental por la existencia de comorbilidades o cuadros complejos de tentativas suicidas o cuadros disociativos.

El abordaje del miedo

La psicóloga señala que una de las partes más complejas de la terapia es el abordaje del miedo. En la mayoría de los casos, incide, las mujeres siguen sufriendo violencia aun cuando se han separado del maltratador: "Pensamos que una vez que te separas, te deja en paz, pero ese señor no te deja en paz nunca. Te acosa, te vigila, aparece en la puerta de tu casa o en el trabajo o en el colegio de tus hijos. Tú no sabes lo que está pensando, sabes que te tiene mucho odio porque lo has denunciado, lo has dejado o no lo quieres como él esperaba".

Las pacientes, continúa, "tienen miedo a la venganza por haber osado estar sin él". "Como muchas mujeres siguen machacadas toda la vida por sus exparejas, que no las dejan estar, se cronifican estos cuadros", denuncia.

Tras su paso por el programa Atiende, las mujeres pueden ser dadas de alta, derivadas a centros de salud mental para continuar una terapia a largo plazo o bien a servicios sociales para complementar el tratamiento con ayuda psicosocial.

Pide ayuda

El 016 atiende a las víctimas de todas las violencias contra las mujeres. Es un teléfono gratuito y confidencial que presta servicio en 53 idiomas y no deja rastro en la factura. También se ofrece información a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y asesoramiento y atención psicosocial mediante el número de Whatsapp 600 000 016. Además, los menores pueden dirigirse al teléfono de ANAR 900202010Todos los recursos contra la violencia de género.