Hace mucho tiempo que los exhibidores de cine se quejan de la escasa asistencia al cine. Y más ahora, en tiempos de pandemia, en los que muchos han cerrado y las cifras de asistencia están bajo mínimos.

Muy alejado era lo que ocurría en los años 20. Esta queja aparecía en el diario murciano El Liberal en 1928: "Es frecuente en los cines la venta de entradas sin tasa ni medida, con evidente peligro de la vida de los espectadores, se sitúan en los pasillos centrales y laterales, hombres, mujeres y niños, sin pensar que una real o falsa alarma podría dar lugar a infinidad de víctimas".