Son prácticamente los dos últimos planos de una película mítica: ‘Casablanca’, 1942, de Michael Curtiz. Los dos transcurren en el mismo lugar, una de las escasas escenas exteriores en el film, un aeropuerto con escasos visos de realidad, con un único avión, hecho en cartón piedra y tan pequeño para no encarecer el presupuesto, que hubo de ser filmado en la lejanía y envuelto en niebla para que no sonara a excesivamente falso.

Humphrey Bogart e Ingrid Bergman (o lo que es lo mismo Rick e Ilsa), despidiéndose para siempre, a pesar de que ella había pensado que sus destinos se unirían para toda la eternidad.

Aseguran que a la actriz no le dijeron nada de ese final hasta el mismo día de su rodaje, para que actuara impactada por ello.

En todo caso, fue un plano inolvidable que dio paso al siguiente, totalmente impagable, entre Rick y el comisario Louis, y la famosa frase: "Este puede ser el inicio de una gran amistad", una frase inventada por el productor después de haberse terminado el rodaje de la película, y la prueba palpable de que las obras maestras son a veces producto de más de una casualidad.