En 1960, cuando John Ford rodó El sargento negro, acababa de filmarMisión de audaces, y en los dos años siguientes rodaría dos filmes tan enormes como Dos cabalgan juntos y El hombre que mató a Liberty Valance.

En una filmografía tan enorme, este film se presenta como un título menor, pero El sargento negro contiene elementos suficientes como para convertirse en una película más que estimable, con elementos de drama, thriller, comedia y, cómo no, de western, con el sempiterno Monument Valley, tan querido por el maestro y tan presente en gran parte de sus mejores títulos.

Ford hace aquí su mayor apuesta contra el racismo y, de paso, realiza una de las películas más memorables sobre juicios. Y lo hace a base de estupendos flash backs que nos van informando de cómo se desarrollaron los hechos de la violación y asesinato por el que se acusa al sargento.

Estupendo Woody Strode, atleta olímpico de impresionante apariencia, que poco después se hizo amigo de Espartaco en el film de Kubrick interpretado por Kirk Douglas.