El presidente de Derecho a Morir Dignamente (DMD), Javier Velasco, no cree que la entrada en vigor de la ley de eutanasia provoque una avalancha de demandas de ayuda a morir, sino que más bien será una prestación "minoritaria", aunque "necesaria" y estima que el número de eutanasias que se realicen en España no superará las 4.200 anuales.

Un cálculo aproximado que se basa en las cifras de países como Bélgica y Holanda, donde esta prestación es legal desde hace tiempo y, según el cual, en los primeros años de aplicación de la ley, el número de eutanasias rondaba el 1 % de todas las defunciones.

"Creemos que de inmediato no va a haber un gran número de solicitudes. Prevemos que el primer año, incluyendo lo que queda de 2021 y el 2022 las solicitudes ronden como máximo unas 4.200 al año", explica Velasco en una entrevista concedida a Efe con motivo de la entrada en vigor de la ley este viernes.

Desde su punto de vista, la eutanasia será siempre una "opción minoritaria", especialmente en los primeros años y, conforme se vaya aplicando y se conozca más, Velasco confía en que se "desdramatice" y seguramente el número de solicitudes aumentará.

La asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD) ha recibido en estas últimas semanas una gran demanda de información acerca de la ley y ya conocen varios casos de quienes se han mostrado dispuestos a solicitar esta ayuda "con bastante premura", a finales de este mes o a principios de julio.

Velasco augura que una vez se ponga en práctica la ley su asociación tendrá un trabajo de asesoramiento a las personas que lo hayan solicitado y encuentren problemas en la tramitación o crean que no se respetan sus derechos.

"Vamos a asesorar, incluso a fiscalizar la aplicación de la ley y, si vemos que hay situaciones de inequidad, las denunciaremos", ha advertido.

Reconoce cierta preocupación por cómo se aplicará la ley en las comunidades gobernadas por partidos que se han opuesto a su aprobación -PP y Vox-, ya que son ellas las que deberán constituir las comisiones de garantía y evaluación encargadas de aprobar cada caso. "Nos tememos que estas comisiones puedan estar formadas por personas contrarias a la ley y, por lo tanto, que dificulten el acceso".

Es decir, que denieguen muchas solicitudes. "Vamos a estar al tanto y recopilar datos para comprobar si ante la misma situación, se admite la ayuda a morir en una región y en otra no".

La objeción de conciencia del personal sanitario -contemplada en la ley- es otro de los asuntos que puede resultar conflictivo. Velasco denuncia que el registro de objetores aún no está organizado y advierte de que hay movimientos médicos que están abogando por la objeción masiva.

"Nos tememos que esto pueda ocurrir, aunque pensamos que hay mucho ruido y que no corresponde a un número tan importante de profesionales. No creemos que la objeción sea masiva, aunque sí importante", reconoce.

Y se muestra especialmente preocupado por las zonas rurales, dado que la presencia de profesionales sanitarios es escasa y, si objetan, los solicitantes de la prestación podrían tener problemas.

"No nos gustaría que ocurriera como con la interrupción voluntaria del embarazo, que son varias las provincias españolas que no lo realizan y las mujeres tienen que desplazarse a otras provincias e incluso a otras comunidades", apunta.

Confía en que no ocurra lo mismo con la eutanasia. "Sería realmente dramático tener que desplazarte de tu casa, de tu entorno, con tu familia, para poder morir".

Desde su experiencia, Velasco cree que en la mayoría de los casos se pedirá la eutanasia en el domicilio, "el lugar más natural, agradable e idóneo para tener la intimidad para acabar tu vida" y, en ese caso, es muy probable que los profesionales que tengan que intervenir sean los médicos de familia.

Una especialidad muy deficitaria de recursos ya antes de la pandemia y que será necesario organizar de forma adecuada ya que esta prestación requiere de un tiempo y serenidad con la que a veces estos profesionales no cuentan.

No cree que, como hasta ahora, salgan a la luz pública casos de personas que soliciten la eutanasia. "La mayoría de personas, por no decir la totalidad, quieren vivirlo en la intimidad, sin dar publicidad, por ellos mismos y por su familia y dudamos mucho de que salgan a la luz casos como salían antes, que lo hacían como denuncia".

Y pide que no se dramatice la muerte. "Es verdad que la muerte es dura, pero a veces es mucho más dura la vida y estamos hablando de personas que piden ayuda para acabar con su vida porque la están viviendo como insoportable e insufrible".

"Si viviésemos casos cercanos veríamos que la ayuda a morir es una acto de amor y quitaríamos ese aspecto dramático y negro que tiene la muerte", asegura.

Y para despejar las dudas suscitadas por quienes alertan de que "vamos a exterminar a la mitad de la población", Velasco asegura que que la eutanasia "no se va a aplicar a nadie si no quiere voluntariamente". "La ley es muy garantista al respecto".