A través de la pantalla de un móvil, ante la puerta del Congreso de los Diputados, Ángel Hernández escuchó este jueves a la presidenta de la Cámara baja, Meritxell Batet, anunciar la aprobación de la ley de eutanasia. Con el puño cerrado en gesto de victoria, el hombre que hace más de año y medio se convirtió en la cara de la lucha por regular el suicidio asistido, celebró este paso. "Estoy muy emocionado y muy contento", reconoció segundos después, con los ojos enrojecidos por la emoción.

Hernández, que en abril de 2019 saltó a la palestra por haber ayudado a morir su mujer, María José Carrasco, enferma terminal, recibió la decisión del Congreso junto a varios portavoces de la asociación Derecho a Morir Dignamente que, bajo la atenta mirada de los leones que presiden la plaza de las Cortes, rompieron en aplauso. "¡Qué alegría!", se llegó a escuchar mientras las muestras de cariño, con las distancias propias de la pandemia, empezaban a aflorar.

"Vamos a tener una ley a la que se podrá acoger todo aquel que lo necesite. Por eso lo hicimos", dijo Hernández unos minutos después, con la emoción aun quebrándole la voz. Ese "lo hicimos" hacía referencia al vídeo que grabó junto a su esposa explicando la situación en la que esta se encontraba y documentando el momento en el que le suministró una sustancia letal.

"El tabú de la muerte"

A la emoción de Hernández se sumó la de Javier Velasco, presidente de la asociación Derecho a Morir Dignamente que ponía en valor los 36 años de lucha que llevan a la espalda para que "la sociedad española supere el tabú de la muerte" y que las personas puedan morir sin que se les "obligue a un padecimiento insoportable". Justo cuando Velasco terminaba de pronunciar estas palabras, un centenar de manifestantes que se reunieron ante el Congreso desplegaron una pancarta en la que se podía leer "Mi vida es mía".

Acto seguido, los portavoces de los partidos que apoyaron la ley en el Congreso salieron para aplaudir a los portavoces de la asociación e inmortalizar el momento con una fotografía en la escalinata de la Cámara baja. Una estampa muy diferente a la que se había vivido horas antes, cuando un grupo antieutanasia acudió a la plaza de las Cortes con el rosto cubierto con la popular máscara de Salvador Dali y portando banderas negras con una calavera pirata sobre dos tibias cruzadas. Al grito de "progresar no es matar", la centena de manifestantes fue recibida por dirigentes de Vox que, junto al PP, votó en contra.

También el presidente de la Organización Médica Colegial, Serafín Romero, calificó de "especialmente triste" la aprobación de este ley por ser contraria a la "esencia" de la medicina y pidió respetar la objeción de conciencia de los facultativos.